El cuencano Jaime Rodríguez, conocido en todo Ecuador (y fuera del país) por su labor como ufólogo (investigador del fenómeno ovni), no ha vivido con la mirada puesta exclusivamente en objetos voladores no identificados, sino que por años le dedicó tiempo a otro tipo de vehículos: fue un joven piloto de rally, como nos demuestra con recortes de periódicos de la década de 1980 que guarda en su casa en la capital azuaya.

Ahí está la prueba de que salió triunfador en la categoría 1.600 Fuerza Libre del Gran Prix Diario EL UNIVERSO, realizada en el Autódromo Internacional de Salinas, y su equipo también ganó la edición de 1989, que fue en el autódromo Teófilo Bucaram, en Santa Elena. Entonces, tal como se lee en una de las reseñas, lo apodaban el Loco Rodríguez, por el temperamento y el espíritu travieso evidentes desde la época estudiantil. El sobrenombre no lo enojaba, porque había sido puesto con cariño, declaró a la prensa.

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Desde su casa transmite los episodios del programa digital Navegantes del Cosmos. Foto: Francisco Verni -- Francisco Ver

En Ecuador se dedicó a construir UPS (sistemas de alimentación ininterrumpida), y le fue muy bien. Así se compró sus autos de carreras. Pero admite que hace poco mandó a la basura un cuarto lleno de trofeos. “Nada de eso me me llenó como esto (la investigación) que me ha dado la oportunidad de recorrer mucho y de ayudar a la gente; no lo voy a contar porque lo hago por amor, y hay que hacerlo en silencio”.

Jaime Rodríguez (ufólogo): “Una vez más se ha usado el fenómeno OVNI como una cortina de humo”

Treinta años después, Jaime Rodríguez sabe que la mayor parte de su fama se debe a la ufología, en la que tiene más de cuatro décadas de experiencia, pues recuerda que empezó en 1979, en Estados Unidos, investigando el Área 51. Esa reputación tiene sus ventajas y desventajas. “Tengo que quitarme a la gente y decirle, no puedo; esa es mi vida, muchas solicitudes, demasiadas”, cuenta. Y no todas tienen que ver con avistamientos. Acuden a él para conversar, para que les explique cuál es el sentido de la vida. Y para eso, ha creado un espacio que construyó a mano, una cabaña en la que recibe a grupos pequeños de cuando en cuando.

“Pero nada de dinero, para que las cosas funcionen no puede estar el dinero de por medio. Me preguntará, qué tipo de terapia da usted. Yo no soy doctor. Soy ingeniero eléctrico. El problema es que la vida me ha puesto en este camino y he aprendido a conocer al ser humano. Y el principal problema del ser humano es que no sabe manejar sus emociones y ha somatizado enfermedades”. Hay males, opina, que aparecen solo con que la persona tenga estrés.

Entrega su sabiduría y sus fórmulas de forma gratuita, sea en presencial o a través de su canal de YouTube, Navegantes del Cosmos Plus. “Para que nosotros recomendemos algo, tiene que pasar muchas pruebas, son productos naturales”, como la manteca de burro para el asma. “En una conferencia, con sala llena, se me acerca un niño de 11 años y me abraza, me sorprende. Le digo: ‘Hijo, qué onda, ¿tanto te gustan los ovnis?’, y me contesta: ‘No, don Jaime, quiero agradecerle porque yo ya no podía respirar, andaba con máscara de oxígeno, hoy hasta un helado me he tomado, pregúntale a mi papá’. Era un niño con un asma crónica, y nosotros le mandamos un tratamiento como manteca de burro, cosa que la gente no cree, aunque es medicina ancestral”. Para no exagerar, dice, no da número de casos, pero asegura que mucha gente se ha curado con esa receta.

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De ese tipo de terapias también resalta la infusión de guarumbo para personas que sufren de diabetes, para regular el nivel de azúcar en la sangre. “Ahora prácticamente regalo el guarumbo a la gente, una fundita a un dólar, el costo de traerlo del Oriente. ¡Viera los correos que me escriben, lo que me dicen! Esa es la mejor paga. Si estuviera el dinero de por medio, yo no hubiera podido hacer tanto”.

Sus fórmulas no terminan aquí. Pero los lectores se darán cuenta de que en esta conversación hay pocos ovnis, porque la vida y las energías de Rodríguez están muy invertidas en diversos temas, y este es el que le apasiona ahora. Él también está consciente de eso. “No tiene nada que ver con la ufología, pero colateralmente han ido apareciendo estas cosas. Para eso hice la cabaña, para ayudar a las personas, no solo físicamente, sino también emocionalmente”. A los interesados en ir a las conferencias que da actualmente en el país, les advierte: allí no se habla de ovnis. Y a los que quieren ir a la cabaña, les tocará esperar, pues hay reservaciones hasta el año próximo.

Insistiendo con los ovnis: 44 años de investigación

¿Y por qué no hablar de los visitantes espaciales? “Están quemados, ya eso es cuento viejo, no me interesa, no me despierta ni una neurona”, afirma, aunque es difícil de creer, después de tantos años dedicados a este tema. Pero Rodríguez se sostiene en que no puede pasar 50 años perdiendo el tiempo en probar si será verdad o será mentira. Eso no significa que se está desdiciendo. “El fenómeno es como un edificio de 15 pisos, y esto de ver los platillos es apenas la planta baja. ¿Por qué no subimos de nivel en la historia de la humanidad?”.

Argumenta que ha perdido la cuenta de las veces en que ha acudido a la autoridades de educación para pedirles que en las escuelas se dé astronomía básica, para que las nuevas generaciones abran su mente. Lamenta la popularidad de una “droga que no se ingiere, pero genera adicción”, los teléfonos inteligentes. “Mire lo que me dice mi nieto de nueve años: ‘No, abuelo, si no está en el internet, no existe’. La vida es otra cosa, pero el sistema se ha encargado de arrinconarle para que usted ya no sea usted, sino parte de la pecera”. Indica que habla más de esto en sus libros, y se mantiene en que nunca dirá lo que el otro quiere escuchar, sino su verdad.

Jesús: un gran extraterrestre, que vino hace 2023 años a darnos dos mensajes que hasta ahora no entendemos. Y ya ve cómo le fue, ¿no?

“Yo me pasé 23 años —se dice suave— mandándole cartas al Ministerio de Defensa, diciéndoles, ‘Señores, este tema algún día tiene que pasar de lo especulativo a lo oficial. Luego de una larga historia se permitió que crearemos una organización al interior del ministerio (Comisión Ecuatoriana para la Investigación del Fenómeno Ovni, Ceifo, 2005-2007), con tres civiles, tres militares, y logramos desclasificar 44 casos oficiales, solo logramos movernos dos años y tuvimos piedrazos por todo lado: los políticos, los religiosos. Nos han bajado ocho páginas (web), incluyendo el Facebook”.

Jaime Rodríguez al pie de su cabaña, en Cuenca, provincia del Azuay. Foto: Francisco Verni -- Francisco Ver

Opina que nadie es capaz de entender el planeta, aunque asegura que hay un equipo de doce personas manejándolo, entre ellos, “los cinco dioses del internet”, entre los que cita a Mark Zuckerberg y Elon Musk. “A lo largo de la historia se han hecho intentos y se han creado grupos y religiones como freno moral, nada más, pero están llenos de rituales que no tienen nada que ver con la espiritualidad. Cuando usted se da cuenta de que somos energía consciente viviendo una experiencia física en este planeta y en este cuerpo, entiende que vino a este mundo solo, y que tiene que agarrar herramientas internas para manejar el mundo externo y aprender a vivir en paz, esa es la primera consigna del ser humano. Meterse en un grupo no le sirve de nada, al contrario, si usted venía evolucionando en su pensamiento y se metió a un grupo, hasta ahí llegó; le dan pensando, le dan diciendo cómo tiene que vivir, hacer, decir. Usted debe seguir su propio camino”.

Dónde está el Área 51 y por qué es tan popular para el fenómeno ovni

Ese siguiente salto, insiste, es revisar la historia de la humanidad, los escritos de las civilizaciones antiguas. “En todos esos libros están registrados estos seres, clarito como el agua, y las naves también. Pero hable con nuestros profesores de Historia en el colegio, ni ellos saben ni les interesa”.

Religión, ufología, Dios y dioses

Entre las actividades recientes de Jaime Rodríguez está el levantamiento de un atlas sobre las piedras con jeroglíficos que se han encontrado en ríos y montañas Ecuador, en la que, describe, hay imágenes de la galaxia y de extraterrestres. “Es una piedra durísima, yo he llevado buril y se rompe, pero (el dibujo) está trazado como en mantequilla. ¿Con qué tecnología hicieron eso? ¿Qué historia nos trae esta piedra? Preguntémoslo al nuevo dios que tenemos, la inteligencia artificial. Eso es un horror, es como el flautista de Hamelin”.

Dice que en cada investigación va de cero, para no prejuiciar ni sesgar el resultado. Pero tampoco va en ingenuidad. “Lo que sí he adquirido a lo largo de los años es una percepción de los testimonios. Yo sé cuando una persona me está engañando, en cinco minutos”. Repite que tampoco está enfocado en convencer a nadie. “A mí me interesa que la gente entienda, no que crea”.

El fenómeno ovni es como un edificio de 15 pisos, y esto de ver platillos es apenas la planta baja. ¿Por qué no subimos de nivel en la historia de la humanidad?.

Su último libro es Mi reino no es de este mundo, en el que aborda el propósito de la existencia humana. “Me di cuenta de que hay muchos jóvenes que se suicidan por depresión. Esas nuevas generaciones me preocupan, porque no le encuentran sentido a la vida. A mí me falta el tiempo para vivir”, contrasta, y agrega que las personas no saben disfrutar el presente, sino que viven atormentadas por el pasado y estresadas por el futuro, y comentao que esto se trata en el libro El poder del ahora, del alemán Eckhart Tolle.

“Yo tengo que tomar las riendas de mi vida, ¿cómo?, elevando mi nivel de conciencia, ¿y cómo elevo el nivel de conciencia?, entendiendo la vida, y para eso le damos herramientas. Un gran paso es entender que no estamos solos en el universo, somos parte de un entorno cósmico. Levante usted la vista y pregúntese dónde termina esto”.

Y aunque se califica a sí mismo como apóstata, porque no es parte de ninguna religión, su más reciente título hace referencia a una frase de Jesús. “De un gran extraterrestre”, se apresura a aclarar, “que vino hace 2023 años a darnos dos mensajes que hasta ahora no entendemos. Y ya ve cómo le fue, ¿no? Y ahora andan diciendo que va a volver, ojalá tome sus precauciones, porque lo matan más rápido. Él dijo ‘mi reino no es de este mundo’, y ‘en la casa de mi Padre muchas moradas hay’. Dijo una frase que resume todas las leyes universales, ‘no se mueve ni la hoja de un árbol sin el consentimiento de mi Padre’. Saque sus conclusiones”. Y aunque reitera que ha dejado la religión, declara que cree en Dios firmemente.

“Todos tenemos una opción espiritual. Aquí el problema es la imagen que yo tengo de Dios, que a lo mejor no es la misma que usted tiene, está bien, pero imagínese cómo puede pensar alguien que ha puesto el ojo en un telescopio electrónico y ha visto la grandeza del cosmos. Hay que ver lo que le pasó al padre de la ufología, Giordano Bruno, por decir que el trabajo de Dios era tan grande que existe vida en muchas partes en el universo. (El sacerdote argentino y exdirector del Observatorio Vaticano) José Gabriel Funes ha dicho que todos los religiosos que no aceptan la existencia de vida extraterrestre están minimizando el trabajo de Dios, porque están imaginando un Dios tan pequeño, capaz de haber creado vida sobre esta mota de polvo. Entonces agrandemos la imagen de Dios, por favor”. ¿Entonces no hay oposición entre la ufología y la fe? “Para nada; es más, la ufología tiene argumentos más certeros para verificar la existencia de un creador”.

Libros, documentales y reflexiones desde la montaña

Nacido en Cuenca, Rodríguez vivió treinta años en Guayaquil. Pero cinco años los pasó en Chile, trabajando en televisión. “Recorrí de Arica a Punta Arenas tres veces, haciendo documentales. Chile tiene mejores equipos que la NASA, en el desierto de Atacama está el proyecto ALMA, que tiene los mejores equipos del planeta para escudriñar”. Lamenta que ese trabajo no sea difundido.

En su juventud fue piloto de rally, y ganó varias competencias en Ecuador. Foto: Francisco Verni -- Francisco Ver

“Tengo documentales hechos en 23 países, he entrevistado a 27 astronautas, más de 400 investigaciones en Ecuador; tenemos temas extraordinarios, la diplomacia extraterrestre, los Gigantes, la Cueva de los Tayos, aquí tenemos de sobra”. Sin embargo, siente que su trabajo es más valorado fuera del país, lo invitan a dar conferencias y a sus libros también les va mejor. “En Chile yo firmo autógrafos en el metro, tengo que andar con gorra y gafas, y me reconocen”. No da nombres de su equipo de trabajo, dice que él es quien da la cara. “Al resto, los protejo”.

Esta conversación con Jaime Rodríguez continúa en la cabaña en la que organiza retiros para grupos pequeños, en la cima de una elevación paralela a El Cajas, desde la cual se puede ver la ciudad de Cuenca. Se llega hasta allí subiendo a pie, y él va sin problemas.

Dice que a estas alturas, la gente intuye que ya no puede darle información falsa. Recuerda un caso en el que le vendieron a un diario ecuatoriano una foto aficionada de un ovni, que se publicó en la portada, y cuando le pidieron ir a investigar, se encontró con que había una lavacara colgada de un árbol con nailon. Aconsejó retractarse, pero eso no ocurrió. “Así es como me trataban cuando yo tenía 10 años en el tema, en 1989. Hay que reconocer que la mayoría de la prensa ha usado este tema con amarillismo”.

En contraste, el ufólogo cuenta que cuando se desclasificó la información del caso Roswell (ocurrido el 2 de julio de 1947, un objeto desconocido se estrelló en un rancho cerca de Roswell (Nuevo México), agradeció públicamente a EL UNIVERSO por haber subido la información.

Pero queda la duda, ¿cómo son, entonces, los extraterrestres, más allá de nuestra imaginación, el cine y la televisión? “La gente cree que son seres monstruosos, que atacan al planeta. No es así, están viviendo su propia vida”.

¿Hay ufólogos para tomar la posta? “Hay algunos en Guayaquil a quienes he entrenado. Tenemos una academia en la que enseñamos ufología, más o menos tres años de estudios. Tengo estudiantes aprovechados, que trabajan en silencio”.

Datos extra

Formó parte del grupo Citizens Against UFO Secrets, en Washington, Estados Unidos, y también del Club de Observación Galileo.

La primera vez que se presentó en televisión fue por una llamada de la reportera María Clara Triviño, para el programa Visión del Mundo, en Canal 3 de TV Cable.

Alberto Borges lo invitó al noticiero Telemundo, a una entrevista de dos a tres minutos, y estuvieron más de una hora, a causa de las llamadas del público. Luego fue invitado a Complicidades.

Estuvo cinco años en Ecuavisa, cinco en Teleamazonas, cinco años en Gamavisión y cinco más en Ecuavisa Internacional. (E)