Otro temor, añade, era que su desempeño se podría a ver afectado. “Tienes que encontrar la manera de hacer todo compatible. Tenía como miedo de en algún momento llegar a ser menos competente. Pero alguien me dijo una cosa súper valiosa: ‘La maternidad no te va a hacer peor actriz, te va a hacer mejor actriz, porque vas a estar enfocada en lo que tienes que hacer, porque el resto del tiempo vas a estar corriendo para volver a casa con la peque. Creo que así es, te hace enfocarte en lo verdaderamente importante”.En contraste, no es una preocupación suya si un día su pequeña Sol quisiera dar sus pininos en la actuación. Hoy más que nunca el trabajo de los niños actores está bajo la lupa y algunas exestrellas infantiles han expresado que no desean ese camino para sus hijos, como le pasa a Frankie Muniz, protagonista de Malcolm in the middle. Esther lo toma con un grano de sal y mucha conciencia por la industria.“Un compañero me decía que ni de broma lo permitiría para sus hijos. Lo que yo he ido aprendiendo con el paso de los años es que hay que acompañar las pasiones de los peques. Entonces si a ella esto le apasiona y quiere poner su trabajo, su empeño, su energía y su educación en ello, yo la acompañaré. Como en todo, si quiere ser actriz como si quiere ser periodista, peluquera o lo que ella quiera ser. Espero estar a la altura de poder acompañar sus pasiones”.En las redes sociales de Esther Acebo tampoco faltan las instantáneas de sus tres perros que llegaron antes de Sol y, más que ‘perrhijos’, ella los considera sus ‘compañeros’, tal cual ha dicho en múltiples entrevistas.“Madre mía, es una gran responsabilidad. De hecho yo digo todo el rato que adoptaría todos los perros del mundo, pero al mismo tiempo le digo a la gente que hay que ser súper responsable si quieren adoptar un perro o un gato, o el animal que sea, porque es mucho trabajo”, reconoce la actriz. “Cuando viajo no es solamente mi preocupación el cuidado de mi peque humana, de mi cachorro, también de los perretes. Pues voy tirando de familia, amigos, aunque tengo una cuidadora, que conozco de hace mucho tiempo, y que tiene una casa grande con otra perra, con la que se van muy bien y a veces tengo que tirar de ella”.Y por supuesto en su publicaciones llama la atención su corona de rizos dorados que estila sueltos, con mucho volumen, o en un recogido alto con un copete igual de alto con sus bucles definidos. De las dos maneras se acomodó el cabello durante su recorrido en Cuenca. Así Esther se suma al creciente grupo de personas rizadas naturales que aceptan la espontaneidad de sus crespos salvajes. Y ese es su gran secreto para llevar su denso pelo con mucha seguridad, admitió entre sonrisas.“El mayor secreto de mi pelo ha sido aceptarlo y abrazar que es así, porque yo me había pasado toda la infancia y toda la adolescencia guardándome el pelo, durmiendo con gorros, intentando que fuera liso y suave como el de mis amigas. Pero llega un momento en que empiezo a aceptar que no se convierte en liso y suave, que a veces se queda raro y feo. Es un ejemplo que se aplica a casi todo en la vida, ¿no? Que hay que aceptar cómo somos, abrazarlo y asumirlo, entonces dejarle ser y ya está. En realidad, hago mucho menos de lo que la gente se cree que hago”.A pesar de la divertida anécdota que Esther Acebo contó a su llegada a tierra morlaca, no es poco realmente lo que ella conocía de Ecuador. En el 2020 (cuando aún no finalizaba La casa de papel) tuvo la oportunidad de compartir crédito con el actor guayaquileño Roberto Manrique en el cortometraje de thriller psicológico One 2 One. El título recorrió varios festivales de cortos en España, como el Navarra International Film Festival, y se hizo del premio a la Mejor Interpretación, en el Terroríficamente Cortos (Festival de cortometrajes de terror y fantástico de Castilla y León), por el papel de Esther.“¡Roberto es maravilloso!”, exclamó la actriz al recordar la experiencia y augura un posible nuevo proyecto con él. “Fue un corto concebido casi de la noche a la mañana, con otros amigos, de una idea muy loca que se nos ocurrió. Quisimos rodar un plano secuencia larguísimo y de verdad que fue una experiencia maravillosa. De hecho, y no me atrevo a decirlo mucho, pero creo que pronto volveré a trabajar con él”. (E)","isAccessibleForFree":false,"hasPart":{"@type":"WebPageElement","isAccessibleForFree":"False","cssSelector":".paywall"}}
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Entrevista con la actriz Esther Acebo. Foto: Francisco Verni Perlata Foto: Francisco Verni Peralta
La única Cuenca que conocía hasta ahora Esther Acebo es la de su natal España, apenas a dos horas, más o menos, de su posición en ese país (dependiendo de donde se encuentre, sea por razones personales o de trabajo). A esa ‘Cuenca’ creía que iba a llegar la recordada Estocolmo, de La casa de papel, cuando recibió la invitación al lanzamiento de la marca Porcelanosa, de la cual es embajadora, en la tienda ecuatoriana Kerámikos. Ese evento más bien se realizó en nuestra Cuenca, con más kilómetros de distancia, más horas de trayecto, más altura y más fría que su gemela en Castilla-La Mancha (aunque por esos días, sin lluvias, la capital azuaya se nos presentó muy ardiente, por lo que llevamos los abrigos ‘a pasear’).