Guayaquil vive del comercio. Literalmente vive del comercio y así lo reflejan sus estadísticas. El comercio formal representa el 47% de las ventas en este cantón.

Miguel Ángel González, presidente de la Cámara de Comercio de Guayaquil, cuenta sobre la situación actual que atraviesa su sector con la pandemia del COVID-19 y con las medidas que se han dictado durante este año de pandemia.

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Miguel Ángel González, presidente de la Cámara de Comercio de Guayaquil. Dice que se necesita hacer un análisis amplio y profundo de la realidad actual, para buscar soluciones aterrizadas al país. Foto: Cortesía

“La pérdida en ventas durante toda la pandemia se estima en más de $ 30.000 millones, esto es más o menos como dos meses de facturación de toda la economía, es como que dos meses no se hubiera vendido absolutamente nada, eso es una caída fuerte, muy fuerte de las ventas y de la economía en general. De esa cantidad, de $ 30.000 millones en ventas, el comercio, que yo represento, el sector comercial en general, tiene pérdidas de ventas de $ 12.000 millones, es decir, casi el 45% de las ventas de esas pérdidas que se han dado.

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La economía está muy golpeada, el sector comercial está muy golpeado, con el nuevo confinamiento… se estima que más o menos se van a perder también unos $ 2.300 millones en ventas, es un golpe adicional a un sector que ya está bastante golpeado, por eso hemos hablado de que las medidas que se tienen que tomar realmente tienen que ir encaminadas a proteger la salud, la vida y también la economía. La salud y la economía son dos realidades complementarias, no son opuestas entre sí, y por ser de esa manera, tenemos que defender a las dos.

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Ese falso dilema que se ha generado entre que hay que salvar la vida y que no hay que preocuparse de la economía, al final de cuentas no es real. La economía y la salud son dos realidades que están totalmente correlacionadas, que si golpeamos la una, golpeamos la otra, por eso hay que pensar mucho en la economía también. Si recordamos que siete de cada diez ecuatorianos no tienen un trabajo formal, es decir, 5 millones de personas, y que la gran mayoría de ese porcentaje vive del día a día, esto es, si un día no trabaja, ese día no comen ni él ni su familia.

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Si confinamos a las personas que viven del día a día, estamos condenándolas a que ese día no coman. También es inhumano, también es una realidad dramática y crítica que hay que pensar. Nosotros pensamos que las medidas que se han tomado tienen que ser mucho más focalizadas para poder proteger la vida, la salud y la economía, especialmente de la gente más vulnerable.

… Hay negocios y empresas, para algunos, el fin de semana es un gran porcentaje de sus ventas, en algunos casos más del 50%, en otros negocios obviamente no, pero sí hay varios sectores comerciales donde venden más el fin de semana… Si les cortamos el fin de semana, obviamente estamos golpeando la economía, pero también estamos golpeando de una u otra forma la estrategia que tenemos para supuestamente prevenir el virus, porque si nosotros le quitamos la oportunidad a la gente de comprar el fin de semana, se ven obligados a hacerlo entre semana y eso va a generar más aglomeración, probablemente los jueves y viernes. Y lo que queremos evitar también son las aglomeraciones, por eso decimos que las medidas tienen que ser muy focalizadas.

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Si ya sabemos cuáles son las causas, los momentos, los espacios en los cuales se genera la mayor cantidad de contagios, entonces ataquemos esos espacios y esos momentos. Si sabemos que son las reuniones clandestinas, las reuniones entre amigos o familiares, donde las personas bajan la guardia en los protocolos de bioseguridad, donde se descontrolan y ya no se protegen como deberían, entonces que nuestra estrategia vaya dirigida hacia esos espacios y esos momentos.

Hay que pensar con una visión amplia, analizar toda la realidad y tomar decisiones… Necesitamos medidas focalizadas, no medidas generalizadas.

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A veces se cita lo que se hace en otros países o se pone de ejemplo a los países que están volviendo a confinar a las personas, lo que no se dice es que en estos países donde se ha vuelto al confinamiento, los Gobiernos entregan un cheque a las personas vulnerables, a las familias necesitadas y a las empresas pequeñas y medianas, eso no ha sucedido en Ecuador y tampoco se estima que vaya a suceder, entonces, confinar obviamente genera un golpe sumamente duro y la realidad no es la misma que la de otros países que están más desarrollados.

También es necesario que por lo menos si no se va a inyectar, como han hecho otros países, esa liquidez para que la economía vuelva a levantarse, al menos que no se la quite. Entonces, sí son necesarias ayudas tributarias o ciertas extensiones, especialmente a los sectores más golpeados para que puedan sostener el empleo, porque si tienen que sacar recursos en épocas difíciles para pagarle al Estado, no les va a alcanzar para pagar otros gastos y a veces eso implica que haya que reducir personal, que es lo que nadie quiere.

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La vacunación es clave, probablemente es el principal tema en estos momentos, sin vacunación no hay reactivación y para que la vacunación sea efectiva tiene que ser rápida, ágil, la velocidad es un factor clave cuando hablamos de vacunación. Y en ese sentido la velocidad con la que hemos avanzado el país no es la indicada, tenemos que ir más rápido. El sector productivo, el sector empresarial se ha puesto a disposición varias veces para ayudar con lo que sea necesario, para poder también colaborar con recursos y vacunar no solamente a los trabajadores, sino a sus familias… en lo que sea posible, necesario, estamos dispuestos a ayudar, estamos a expensas de lo que las autoridades se dejen ayudar y quieran que nosotros demos una mano. La vacunación es fundamental..., hay que respetar las prioridades, a los grupos vulnerables hay que vacunarlos lo más rápido posible. (I)