Con una funda con sus documentos y tras casi ocho horas de viaje llegaron a Ecuador decenas de ciudadanos desde El Paso, en Texas (Estados Unidos). Este es el vuelo de deportación adicional que la Cancillería anunció que llegaría la noche de este martes, 28 de enero, con al menos 80 ecuatorianos a Guayaquil.

Un avión militar fue el que arribó al Puerto Principal aproximadamente a las 19:37.

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Durante la tarde arribó a la terminal aérea José Joaquín de Olmedo un vuelo chárter de la compañía GlobalX con 122 migrantes deportados desde Harlingen Valley, en el valle del río Grande, en el estado de Texas (Estados Unidos). Así lo informó Cancillería.

Carola, de 32 años, contó que salió desde el centro de retención en El Paso, viajó una hora en bus y se subió al avión militar que la trasladaría a Ecuador. El avión tenía asientos de tela y partes de metal, diferentes a las aeronaves regulares.

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Los hombres viajaron encadenados e, incluso, mujeres embarazadas también.

La ecuatoriana se entregó a la Policía de migración hace ocho días y buscaba tener un asilo que le permitiera llegar hasta Estados Unidos. Sin embargo, no lo consiguió y regresó en un vuelo al que calificó de “inhumano”.

Junto con sus dos hijos ingresó primero al centro de detención de Laredo y luego de dos días la trasladaron al establecimiento en El Paso.

En este último, aseguró, fue maltratada por los agentes, quienes la criticaban por ser indocumentada.

“Fue horrible, pero nos entregamos porque pensamos que así sería todo más fácil y quizá nos permitieran llegar. Apenas entramos al primer centro nos pusieron cadenas. No respetaron ni siquiera a las embarazadas”, contó Carola, quien es oriunda de Puebloviejo.

Otro migrante, Johnny, de 27 años, viajó en el avión militar con esposas en las manos y pies. Durante el vuelo no pudo ingerir alimentos o líquido, ya que las cadenas impedían que pudiera acercarse la comida a la boca.

Él, al igual que la otra ecuatoriana, se entregó en Laredo con la esperanza de que le permitieran ingresar al país norteamericano.

“Yo vendí todo, mis años de trabajo, mis ahorros los metí para comprar mis pasajes a El Salvador y México, y mire dónde quedamos, deportados, amarrados y en un vuelo inhumano en el que no teníamos opción a nada”, relató el joven, quien invirtió casi $ 14.000 en su travesía a Estados Unidos.

A diferencia del vuelo chárter en el que llegaron más ecuatorianos durante la tarde de este martes, a los ciudadanos que viajaron en el avión militar los obligaron a usar mascarilla, y a las mujeres, a tener el cabello suelto. Les quitaron los cordones de los zapatos y los elásticos que pudieran tener abrigos o pantalones.

“Es un trato inhumano y es la experiencia que nadie va a querer repetir”, dijo otra ecuatoriana que llegó en la aeronave militar la noche de este martes. (I)