Samuelito llega con su gorrito de Navidad y con un atuendo rojo y blanco a la sala de la Funsiba, organización que acoge a personas en condición de abandono, ubicada en el suburbio de Guayaquil.

Con una mirada curiosa, él agarra con sus manos las esferas del árbol de Navidad y se pone a decorarlo en sus tonos preferidos: rojo y azul.

Esta será la primera vez que Samuelito pase una Navidad con su nueva familia. Hace seis meses, sus padres murieron y él fue abandonado en una Unidad de Policía Comunitaria (UPC) situada en el sur de Guayaquil.

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Así lo contó Diana Heras, directora de Funsiba. Ella recordó que los policías la fueron a buscar para que asistieran al menor, ya que detectaron que tiene discapacidad intelectual: tiene síndrome de Down.

“Sabemos que tiene un familiar en el exterior, pero no más. Ahora es parte de nosotros. Lo hemos hecho participar en las actividades previas de la Navidad, como elaboración de manualidades, pinturas...”, comentó ella.

Samuelito conforma el grupo de 87 personas, entre menores y adultos, que se atienden en esta fundación, que tiene la ayuda del Ministerio de Inclusión Económica y Social (MIES) y de la empresa privada.

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En Funsiba hay menores y adultos que están en condición de abandono. Foto: Francisco Verni Foto: El Universo

Ella detalló que hay pacientes que han sufrido abandono, maltrato e incluso abuso sexual; que han sido años de terapia y acompañamiento en sus procesos de recuperación.

Agregó que el paciente más antiguo es uno con más de 20 años en la fundación; él ya tiene 55 años.

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“Los pacientes deben reintegrarse con su familia si es que es viable, si hay cómo. Nada es más importante que estar en familia”, explicó.

Heras dijo que la Navidad en Funsiba se vive con mucha alegría y también con nostalgia.

Primero se hace la misa de gallo en el patio con ayuda del párroco de la comunidad. Luego se sirve la cena navideña a todos los asistentes; se distribuyen los tres pavos grandes para casi 100 personas. El pavo está acompañado de arroz navideño y del tradicional relleno.

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“Los pavos son donados, y el resto de ingredientes sí los compramos. Y cenamos, hacemos un brindis. También autogestionamos los regalitos para ellos, para que la Mamá Noel los entregue”, comentó.

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La directora explicó que hacen todo lo posible para que ellos puedan pasar un momento grato en su familia; que muchos lloran, porque se acuerdan de su familias, pero ella les hace ver que son afortunados por el hecho de estar con ellos y compartir, en comparación con quienes viven en la calle.

“Es lindo ver la alegría de cada uno. Yo me siento feliz de verlos a ellos, cómo le dan un abrazo. Saber que fuiste abandonado por una familia que no te quiere o que no te puede cuidar es muy duro. Pero aquí les damos todo el amor y acompañamiento porque queremos que salgan adelante”, manifestó (I)