Como si se tratara de una extensión de la concurrida Bahía del centro de Guayaquil, una veintena de comerciantes, ubicados unos junto a otros, se asientan a lo largo del paso peatonal a la altura de un centro comercial en el sector de El Fortín, noroeste de la ciudad.

La presencia de los vendedores, a los que se observa desde la zona baja de la estructura, no es una novedad para los ciudadanos del sitio ya que comentan que esto viene desde hace varios meses.

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Maletas abiertas con los productos dentro copan las aceras, lo que reduce el espacio para caminar y para ingresar al paso elevado para peatones.

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Carmen Cárdenas se topó con este escenario el lunes 15 de abril, cuando llegó hasta ese punto. Ella se quedó, junto a una vecina, en la parada de buses para cruzar hasta el centro comercial de la zona.

A medida que avanzaba a la parte superior de la estructura que está sobre la vía Perimetral, notaba que la presencia de los comerciantes se incrementaba.

Allí, sobre el piso, estaban ubicados, debajo de parasoles, uno junto a otro vendedor ofreciendo desde frutas hasta ropa.

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Uno de los comerciantes incluso tenía el pasado lunes una tina llena con una especie de miel. Otros estaban asentados en ese paso peatonal con pequeños mostradores de alambre o con cajones en los que se exhiben los productos como gorras, pantalones, fundas de manzanas y de uvas, caramelos, auriculares, cables.

Guayaquil, abril 15 de 2024.- Paso peatonal Mall El Fortín. Foto Carlos Barros/El Universo.

Cada uno estaba ubicado hacia un costado del paso peatonal, dejando solo un pequeño espacio para la circulación de las personas.

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No se observaba a los vendedores desde la vía Perimetral ya que un gran letrero los tapaba.

“Me sorprendí ver la cantidad de vendedores que hay aquí, esto es como una Bahía. Hay gente comprando, gente gritando para ofrecer productos, uno tiene que cruzar con cuidado para no pisarles las cosas”, contó Carmen Cárdenas.

Otra ciudadano dijo que esto se ha incrementado en los últimos meses. “Primero era el que vendía caramelos, luego llegó el de las aguas naturales, luego el de las pilas de reloj y ahora hay hasta ropa”, indicó Víctor Quezada.

Este, sin embargo, no es el único caso. Una de las vendedoras dijo que el paso peatonal ubicado cerca de La Entrada de la 8 también es usado para ofrecer productos.

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“Yo vine desde allá, allá me puse como tres meses con mis frutas, luego supe que acá estaba mejor”, relató la mujer.

Así como ella, varios comerciantes informales recorren las diferentes estructuras de la zona. Algunos de ellos se ubicaban, a inicios de años, en la parte más comercial y concurrida en La Entrada de la 8 (avenida Casuarina).

“Aquí ya tenemos unos meses”, dijo otra vendedora.

Más hacia el norte, en el paso peatonal de la avenida Benjamín Rosales, que conecta a la terminal terrestre con la terminal Río Daule del Sistema Metrovía, el panorama se repite.

Los vendedores ocupan gran parte de la estructura desde la parte baja, las rampas y la zona superior. Esto ha generado molestias a los transeúntes ya que aseguran que se han generado disturbios entre los mismos comerciantes por cuestiones de espacio.

Útiles escolares, auriculares, ropa exhibida en maletas se observa con mayor frecuencia entre las 09:00 y 12:00.

“Aquí uno tiene que esquivar a personas vendiendo cosas, que a uno se le acercan a veces hasta de forma molesta. También están los que piden dinero que ahora no es uno solo, sino unos cinco que se los ve todos los días”, se quejó Rosario Arias, quien a diario usa ese paso peatonal tanto al mediodía como en las noches.

En paso peatonal de Antepara y García Goyena se observan libadores, consumidores y personas sin hogar. Foto: El Universo

Para Arias, los pasos peatonales se han convertido en espacios “poco amigables” y hasta peligrosos ya que se debe lidiar con la presencia de vendedores, consumidores y personas sin hogar.

Este último caso es el del ubicado en José de Antepara y García Goyena. Allí es recurrente el pedido de moradores de que se controle la presencia de consumidores y personas sin hogar que colocan sábanas y cartones y bloquean el paso de usuarios.

El pasado lunes, por ejemplo, cerca de las 15:00, una persona estaba acostada junto a botellas de licor en el ingreso de la estructura.

“Aquí es un cuento de nunca acabar, los sacan y vuelven y uno pasa con miedo de que estas personas puedan robar o atacar a niños o a los que crucen por allí”, refirió una vecina del sector.

En un predio se han colocado letreros en los que se pide que se derrumbe el paso peatonal y se tomen acciones frente a un edificio abandonado de la zona que se ha convertido en guarida de consumidores.

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Ante estos casos, los transeúntes solicitan al Municipio que se ejecuten controles en los pasos peatonales tanto del norte como del noroeste por la presencia de vendedores, consumidores de licor o drogas y personas sin hogar.

También por los robos que se registran en diferentes horas del día.

A la altura de Mucho Lote II, usuarios reportan asaltos pasadas las 18:00, asimismo en la estructura ubicada en la Perimetral a la altura de Cumbres del Sol.

Este Diario consultó al Municipio sobre los controles que se ejecutan de los vendedores ambulantes en estos espacios públicos y está a la espera de una respuesta. (I)