Coherencia y rectitud. Apasionada por la educación. Y con una fe que transformaba la realidad donde estaba. Esas son las características que destacan quienes conocieron a la madre Paloma Gutiérrez, emblemática religiosa que dejó su huella no solo en el colegio La Asunción, en Guayaquil, sino también en el corazón y carácter de muchas mujeres y hombres que ella formó cuando eran niños.

Madre Paloma falleció a los 85 años, la tarde del lunes 15 de enero en Madrid (España), lugar en el que nació. Ella dedicó su vida a la educación y a la labor social.

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Su paso por Guayaquil fue de más de 38 años. Unos 35 de ellos al servicio educativo y formador en el colegio La Asunción, ubicado en el km 5,5 de la vía a Daule.

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Así lo detalla María Eugenia Ramírez, presidenta de la Comunidad de Religiosas de La Asunción en Ecuador y México.

Ella recuerda que fue alumna y compañera de Madre Paloma y que aprendió mucho sobre el valor de la educación como factor de transformación social.

Ramírez comenta que Madre Paloma llegó joven a Ecuador; que primero estuvo formando a niños y jóvenes en Guatemala y Nicaragua.

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Madre Paloma Gutiérrez dejó un legado también en la participación deportiva de La Asunción. Sus compañeros y exalumnas la recuerdan por admirar los trofeos del plantel. Foto: Francisco Verni Foto: Francisco Verni

Luego, al llegar a Ecuador, su trabajo en el colegio La Asunción fue valioso porque formó a miles de niños y niñas con compromiso social.

“Ella tenía esa curiosidad, apertura de aprender más. Siempre estaba innovando, aprendiendo. Me decía: ‘Vámonos a Colombia; vamos a ver qué están enseñando por allá'”, señala Ramírez.

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Madre Paloma Gutiérrez deja un legado también en la participación deportiva de La Asunción. Sus compañeros y exalumnas la recuerdan por admirar los trofeos del plantel.

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Así lo recuerda María Asunción González, una de las madres de ese colegio.

Ella cuenta que por la insistencia y trabajo de Madre Paloma junto con otras religiosas se pudieron concretar espacios como el auditorio y la capilla de ese plantel.

“Era una educadora consumada, convencida del valor de la educación, una maestra educadora con carisma, profundamente recta, enérgica, temple de sus alumnas que formó su carácter”, manifiesta González.

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La capilla de La Asunción es otro de los sitios que fueron creados con el esfuerzo y amor de Madre Paloma Gutiérrez junto con otras hermanas. Foto: Francisco Verni Foto: Francisco Verni

El legado de Madre Paloma no solo se siente en La Asunción. Al frente, en el lado de Mapasingue oeste, está la capilla María Reina que ella construyó junto con las otras madres y decenas de personas que se sumaron a la labor social y educativa en la zona.

María Eugenia Ramírez recuerda que ella empezó a educar a todos los habitantes de ese sector cuando allí no había ni servicios básicos; recién había asentamientos.

“Poco a poco vimos cómo fue creciendo el sector. Ya había agua, había luz, se hizo un centro de salud gratuito, una escuela gratuita y hasta organizaron un comité barrial. Aquí todos la recuerdan. De hecho, siempre la molestábamos de que, si ella se lanzara para ser alcaldesa, ganara”, recuerda ella entre risas.

Paula Pettinelli, exalumna de La Asunción, indica que admira mucho el legado que ella dejó en tantas generaciones de estudiantes en Guayaquil.

“La madre Paloma fue el pilar de la formación de asuncionistas de muchas generaciones. Su carácter fuerte, su frontalidad y su incansable entrega, siempre llena de alegría, quedarán en nuestra memoria para siempre. Nos enseñó a vivir para otros y que el servicio es para lo que Jesús nos llamó”, destaca ella.

Este martes y miércoles se realizarán grupos de oración para recordar a Madre Paloma. Los detalles están en el grupo de Religiosas la Asunción Ecuador México. (I)