Un almuerzo especial, una reunión con jesuitas y el reencuentro con su amigo Francisco Cortés, más conocido como Paquito, fueron parte de la visita del papa Francisco al colegio Javier, el 5 de julio de 2015.
Carolina Aranda, rectora del colegio Javier, rememoró que cuando se enteraron de la visita a Ecuador hubo mucha emoción en la comunidad por ser un padre jesuita, pero después la sorpresa fue mayor cuando conocieron el deseo de él por llegar al colegio. La afinidad con Paquito influyó en el desvío al plantel.
Para los preparativos, dijo, en el plantel se formaron varias comisiones y hubo la oportunidad de espacios de reflexión. Ese día unas 3.000 personas se reunieron en los alrededor del plantel educativo desde la madrugada para compartir oraciones, rosarios, concursos, presentaciones de bandas y más.
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Alrededor de las 14:00, Francisco ingresó al colegio en el papamóvil tras presidir una misa en el parque Samanes.
En el Javier estuvo dos horas aproximadamente con las distintas actividades. En uno de los pasillos, un grupo de alumnos sorprendió al papa con un himno creado para él. Ellos le dieron regalos y un cuadro de la Virgen Dolorosa.
“Es una gracia de Dios que haya venido al colegio. Fue lindo porque todos nos unimos en un mismo sentir”, manifestó la rectora.
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En la comunidad jesuita del Javier se mantienen fotos de la visita y los espacios de la sala de reunión con Paquito y el comedor continúan intactos.
En la misma sala hay un recuadro con una foto que guarda aquellos cinco minutos que dedicó Francisco a su amigo Paquito.
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Entre los jesuitas y miembros de la comunidad sigue vivo el mensaje del papa. “Nos dejó esta gracia de seguir rumiando esa misión a la que estamos siendo llamados desde ese llamado a la misericordia, al amor, al acoger al prójimo, de ver un poco más allá...”, agregó Aranda.
El papa Francisco, con nombre secular Jorge Bergoglio, ya había hecho una visita al plantel para traer a los primeros maestrillos de la comunidad jesuita en los 70. (I)