Después de cada acción que afecta a las bandas criminales ligadas al narcotráfico, ocurre una reacción en las calles de Guayaquil, especialmente en el sur, donde los moradores temen ser víctimas colaterales de las retaliaciones entre ellas luego de la última masacre en la Penitenciaría del Litoral, donde 119 reos fueron asesinados.