Los asaltos a mano armada en locales comerciales y restaurantes, buses de transporte publico, crímenes selectivos y colaterales en barrios e incluso en espacios públicos han desencadenado que también exista repercusión e impacto emocional en los ciudadanos, por haber sido afectados directos o testigos de estos escenarios.

Estar expuesto a estos escenarios han sido parte de la duplicidad de las atenciones por cuadros de ansiedad, según datos del Instituto de Neurociencias, donde ya en este primer semestre del año se alcanzó las 4.500 atenciones, una cifra que supera a los 4.326 casos que tuvieron en todo el 2022.

Ante ello, Carlos Orellana, director técnico del Instituto de Neurociencias de la Junta de Beneficencia, da su visión sobre la actual situación y hace recomendaciones sobre cómo detectar estos cuadros de ansiedad para evitar que se agraven.

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El galeno, que también ha sido testigo de dos actos delictivos, explica que anteriormente la atención de consulta externa estaba marcada por un 80 % de adultos y apenas el 20 % de menores, sin embargo, el porcentaje de menores ahora ya supera el 50 % y eso es “alarmante”.

Con esta data, ¿qué evidencian en la población respecto a la relación entre las emociones y el entorno de inseguridad?

A fines del año 2020, cuando estábamos en plena pandemia, la OMS (Organización Mundial de la Salud) pronosticó una elevación de la incidencia de trastornos mentales pospandemia, como resultado precisamente de estos dos años de encierro que tuvimos, el peor de todos el 2020, después el del 2021. Hay que acotar que en el mundo está sucediendo eso, además en el Ecuador está sucediendo que después de la pandemia se produjo un segundo confinamiento que es por la delincuencia. Digo confinamiento porque la gente le tiene miedo a salir. Los negocios, los restaurantes y a todos los sitios que antaño la gente iba libremente, ahora ya no va por la delincuencia. A la pospandemia hay que agregar el problema delincuencial. Esos dos agravantes tenemos. El segundo punto, hemos visto un alarmante crecimiento más en el grupo etario de los niños y adolescentes. Es decir, la problemática de ansiedad y depresión está golpeando más a la población juvenil. Y eso ya lo dijo la OMS y es algo lógico. El encierro no afecta tanto a la persona ya socializada como el adulto. Y el encierro para una persona de 40 años de edad tiene menor significancia que para un niño, un adolescente, que recién está socializándose. Entonces, hay niños que no han tenido barrio, no han salido, no han podido socializar como en nuestras épocas y lo único que han hecho es hacerse amistad y relaciones a través de WhatsApp, el internet, y eso afecta psicológicamente. Desde el punto de vista lógico la afectación mayor se comprende que es más frecuente en niños, adolescentes y población juvenil.

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¿Hay algún aproximado, un porcentaje de cuántos de cada diez se afectan?

Los trastornos de ansiedad se han triplicado... la depresión también ha aumentado, pero más la ansiedad. ¿Cuáles son? Trastorno de ansiedad generalizado, ataques de pánico, fobias, principalmente la agorafobia, trastornos por estrés agudo y trastornos por estrés postraumático...

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Ese problema de ansiedad se evidencia tanto en personas que han sufrido un evento delincuencial como aquellas que no, que de repente conocen lo que sucede por noticias o por lo que le dijo un conocido...

Claro, por supuesto.

Tanto a víctimas como a espectadores les sucede.

Los trastornos emocionales son en buena parte de aprendizaje y de observación. Me refiero a que una persona puede sufrir un problema emocional por medio del aprendizaje vicariante. Usted observa que a una persona la asaltan, observa que a esa persona la maltratan, la atacan e incluso hay personas que han observado asesinatos, y eso nos impacta a nosotros. No hay necesidad de sufrirlo en carne propia. Pero el momento que usted ve cercanamente un problema, en el momento en que usted escucha que un familiar o un amigo ha sufrido un secuestro exprés, usted también lo siente. Eso es aprendizaje vicariante, por observación. Las emociones se transmiten, no se contagian como las enfermedades y efectos contagiosos, pero también se propagan. Y entonces eso nos tiene en vilo, usted prende cualquier noticiario, ¿qué es lo que escucha? Balaceras, asaltos y todo eso, y eso incide en la ansiedad de la persona.

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Ofrecían préstamos por internet y secuestraban a quienes llegaban por el dinero, en Guayaquil

¿Y de qué manera afectan emocionalmente estos eventos violentos que están sucediendo día a día en nuestro entorno?

El estrés, que es algo fisiológico, es una reacción psiconeuroendócrina en la cual el individuo se da cuenta de los depredadores, de los problemas, y en ese momento el individuo tiene que adaptarse, pero ¿cómo será que se va a adaptar? En todas las ciudades existen zonas de alto conflicto, pero también en esa ciudad existen zonas que son seguras, aquí no tenemos eso, fíjese usted cómo ha cambiado el panorama. Antes había zonas rojas, ahora ya no existe el concepto de zona roja. Toda la ciudad. ¿En dónde estamos seguros? ¿En restaurantes lujosos y selectos? Han asesinado personas ahí. ¿En ciudadelas cerradas? Han raptado, han robado y han asaltado y han asesinado en esas zonas. ¿Dónde estamos seguros? En ninguna parte. Antes usted estaba inseguro en la calle, pero estaba seguro en su casa. Ahora no existe eso. Esa es la problemática que ha cambiado y se ha acentuado y eso conlleva primero a la ansiedad, la reacción del estrés, pero después viene la depresión.

¿Cómo se pueden detectar síntomas para actuar a tiempo y que no se desarrolle?

La ansiedad empieza con un desasosiego interno, alteraciones del sueño, alteraciones de alimentación y capacidad. El individuo tiene merma en sus capacidades cognitivas, de la atención, de la concentración, disminuye su productividad en el trabajo como consecuencia del problema de la ansiedad. Entonces, insomnio, trastornos del apetito, entonces ahí se desencadena lo que es la bulimia nerviosa, trastornos. Todas esas entidades de trastornos alimentarios están aumentando a la par de la ansiedad. Conflictos de relaciones interpersonales, la gente se vuelve más irritable y hay problemas intrafamiliares, y el individuo se vuelve menos eficiente en sus tareas, en su trabajo. No hay la misma atención, concentración y capacidad cognitiva porque está con un ruido intrapsíquico que es su problema. “Me llamaron para cobrarme una vacuna. A mis vecinos les están cobrando vacunas, ya mismo vienen por mí. No puedo salir a tal parte como antes porque a lo mejor me asaltan allá”. Ahora nadie quiere ir ni a la esquina.

¿Y en el caso de la depresión va asociado?

Claro, la depresión viene como un fenómeno secundario que Seligman, un famoso psicólogo, hablaba de la indefensión aprendida, cuando usted no tiene un sitio seguro y no tiene y no encuentra una estrategia para seguridad. En este momento el ciudadano está desamparado y no ve visos de solución, porque las personas que tienen que darle solución y que son responsables de eso no están haciendo nada. Yo como ciudadano le digo lo mismo y he escuchado lo mismo y los pacientes que van a la consulta, igual. Usted antes, por ejemplo, tenía alguna zona segura, un sitio donde usted dice aquí estoy tranquilo, ya no hay eso.

Es decir, la depresión se deriva de la ansiedad...

Resultado después del estrés. De hecho, por eso yo digo que después de esta oleada de trastornos de ansiedad, cuyos trastornos principales, ustedes los tienen ahí, vendrá depresión.

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¿Qué recomendaciones básicas se le puede dar a la ciudadanía respecto a estos temas de ansiedad?

Identificar el problema y acudir por ayuda. Nosotros tenemos el concepto de la prevención según Kaplan, es un autor clásico que hablaba de tres tipos de prevención: la prevención primaria, que son prevenciones que se deben hacer a nivel público, en donde se debe impedir que se asienten los trastornos de ansiedad o que se produzcan trastornos de ansiedad y se debe hacer sobre todo en niños y adolescentes en los colegios. Prevención secundaria es detección precoz y tratamiento rápido apenas el menor tenga problemas de sueño, investigar por qué se debe eso, apenas tenga problemas de apetito, aumento o disminución, investigar a qué se debe y apenas tenga problemas de irritabilidad o de trastornos de conducta, a qué se debe. Y se detecta rápido el problema y se le da un tratamiento temprano. El tratamiento mientras más temprano se dé, es más fácil, más barato. Mientras que si deja que la enfermedad avance, como nos sucede con todos los pacientes que vienen acá, cuando el paciente viene a la consulta ya superagravado.

¿El tratamiento básico más o menos en qué consiste?

El tratamiento es psicoterapia, damos tratamiento psicoterapéutico y medicamentoso. Hay personas que no tienen tiempo, entonces se toman un ansiolítico, pero eso les puede producir dependencia. Actualmente se utilizan más los antidepresivos, hay ciertos antidepresivos que sirven para los trastornos de ansiedad anteriormente dichos y son muy buenos y no tienen el problema de la farmacodependencia.

De no tratarse, de no acudir a un especialista, de no pedir ayuda, de tratar de continuar la vida, ¿qué podría darse?

Se torna discapacitado, de hecho, las tres primeras causas de discapacidad en el mundo estadísticamente hablando son psiquiátricas, tenemos los trastornos de ansiedad, la depresión y el consumo de drogas que son los discapacitantes mayores, y de hecho, una persona que está bajo gran presión de estrés y con los problemas de ansiedad es más vulnerable a caer en el consumo de alcohol y drogas. Eso también es otra cuestión que repercute, el consumo de alcohol y drogas en parte, no en todo por supuesto, se debe a esta problemática, en la que el individuo se hace más vulnerable a consumir alcohol y drogas.

Usted habla de un grupo bastante vulnerable entre comillas, juveniles, y que está en crecimiento, algunos son muy inocentes, ¿cómo se puede tratarlos en primera instancia, de qué manera se podría tratar en los colegios, que estén más atentos, que los padres tomen más responsabilidad?

La problemática que estamos viviendo requiere de medidas y de soluciones amplias e integrales. ¿Cómo se explica que el fenómeno del suicidio esté golpeando más a la juventud. ¿Cómo se explica que los niños y adolescentes se depriman más que antes y que tengan trastornos de ansiedad más que antes? El asunto es que hay que hacer no solamente una medida netamente de tratamiento, sino amplia, de mejores políticas de educación, darles acceso a la educación a los jóvenes, trabajo. El problema es que el joven que recién se está abriendo paso por la vida encuentra un mundo cerrado, falta de oportunidades, falta de trabajo y lo único que existe para un joven en la mayoría de los barrios de la ciudad es la atracción de las pandillas, de las bandas y del dinero fácil, del asalto, robo y la prostitución. Eso es lo que, de acuerdo a las políticas públicas, se debe trabajar para evitar que caigan en eso.

Aparte de esa serie de medidas tomándolo desde el punto de vista integral, debemos trabajar al joven en el colegio con medidas preventivas, donde se impida precisamente que el joven caiga en estas conductas de drogadicción, y la detección y el tratamiento precoz. El tratamiento tiene que ser psicoterapéutico, de consejería y medicamentoso, cuando se lo requiera, evitando en lo posible el uso de medicamentos que produzcan dependencia.

¿Qué tan problemático sería que en unos años haya una generación deprimida?

Neurótica.

¿Eso qué problemas acarrearía?

Aparte de la baja productividad, alteración de relaciones interpersonales, una población apática que no tiene la misma esperanza de vida que otras personas. (I)