Con la llegada de la temporada de lluvias, en diversas regiones del país, especialmente en la zona costera, los insectos que habitan la tierra y el aire durante esta época están volviendo a hacer su aparición.
Entre los más notables se encuentran los escarabajos localmente conocidos como “manicho” y los grillos, que se han convertido en una presencia característica y, en ocasiones, molesta para quienes viven en áreas urbanas y rurales.
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Escarabajo ‘Manicho’
Los Phyllophaga sp., conocidos en algunos lugares como “manicho” tienen un ciclo de vida que se activa principalmente con las lluvias. En su fase adulta, estos insectos vuelan hacia las luces en la noche, un comportamiento conocido como “vuelo nupcial”, atraídos por la luz ultravioleta. Este fenómeno, aunque fascinante, puede resultar desagradable para quienes se cruzan con ellos. Su presencia es frecuente en áreas como Guayaquil y en zonas rurales con cultivos.
El ciclo de vida de estos escarabajos comienza bajo tierra, donde pasan varios meses como larvas alimentándose de materia orgánica y raíces. Este proceso es crucial para el suelo, ya que sus excrementos contribuyen a la humedificación y la reincorporación de nutrientes al terreno. A medida que los adultos emergen de la tierra después de las lluvias, su principal objetivo es reprodurcirse. Sin embargo, su vida adulta es breve, ya que solo viven entre uno y dos semanas.
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Grillos
Por otro lado, los grillos que también se hacen escuchar durante esta época, cumplen un papel igualmente importante en el ecosistema. Aunque su canto puede resultar molesto para algunos, los grillos son vitales en la descomposición de la materia orgánica, ayudando a mantener el equilibrio ecológico. En Guayaquil, su sonido ya es una constante de la temporada, especialmente durante las noches de lluvia.
Aunque ambos insectos tienen roles esenciales en la naturaleza, su aparición masiva puede generar incomodidad en los habitantes, sobre todo cuando se encuentran en lugares cerrados o cerca de las luces. Sin embargo, expertos aseguran que su presencia no representa una amenaza para el equilibrio del ecosistema urbano, sino que forman parte de la fauna típica de la temporada.
Los escarabajos y los grillos son una muestra más de la biodiversidad que caracteriza a la época lluviosa en Ecuador. A pesar de que sus comportamientos y sonidos pueden resultar molestos, es importante recordar que estos insectos juegan un papel fundamental en la salud del medio ambiente. (I)