“Siempre he sido cuidadoso. No me quito la mascarilla, pero la verdad el virus está muy agresivo. Cuídense. Por cuestiones de trabajo, a veces, es inevitable estar en casa o evitar alguna aglomeración (el domingo de elecciones no hice caso a algo que siempre pido), y aquí están las consecuencias”.
Es un fragmento del mensaje con el que el comunicador radial Rommel Ramos daba a conocer en su cuenta en Facebook, el 18 de abril, que se había contagiado de coronavirus en el ejercicio de su profesión.
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Su lucha fue intensa, pero su organismo no resistió los embates del virus. Falleció el miércoles 26 y aquello causó consternación entre sus colegas que a través de grupos de WhatsApp expresaban condolencias.
Hace un mes, Ramos había perdido a su madre, también contagiada al igual que su progenitor, quien sí superó la enfermedad. Los restos del comunicador, quien también informaba a través de sus redes sociales, fueron sepultados este jueves.
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Como él, decenas de periodistas de Guayaquil y del resto de ciudades del país han sido víctimas mortales de la pandemia por la naturaleza de su trabajo, pues al hacer una labor de calle, en el sitio donde surge la noticia, están expuestos al contacto con otras personas y de lugares como hospitales y demás.
En Loja presentan acción de protección para que periodistas accedan a vacuna contra el COVID-19
A más de la consternación que producen los decesos que no paran, entre los comunicadores hay preocupación, aunque durante el Gobierno anterior se ofreció vacunar a los periodistas el proceso no avanza como se esperaba en algunas ciudades; y en otras, la inoculación ni siquiera llega a este grupo.
A inicios de este mes, en Loja se impulsó una acción de protección que permita a los comunicadores activos acceder a la inoculación, bajo el argumento de que en el plan de vacunación contra el COVID-19 gubernamental habría una supuesta exclusión circunstancial.
Como antecedente, dentro de esta acción se mencionó la presentación de un recurso de similares características que favoreció en Manabí al personal de la Judicatura.
En ciudades como Cuenca la semana anterior un grupo de 47 periodistas de Azuay accedió a la primera dosis, pero en territorios como Guayaquil, la segunda localidad con más casos del virus (37.782 hasta este jueves, según el Ministerio de Salud Pública), aún no se inocula a los comunicadores.
“A la hora de priorizar grupos de vacunación, se debe escoger a los profesionales que, por la naturaleza de su trabajo, inevitablemente tienen que estar en zonas de riesgo como es el caso de los periodistas. A la hora de entrar a una UCI (Unidad de Cuidados Intensivos), de estar afuera de los hospitales, de reportar las aglomeraciones, operativos, ruedas de prensa. Son situaciones a las que nos exponemos porque es nuestro deber informar, dar a conocer irregularidades, lo que está pasando realmente, porque el periodismo juega un rol fundamental en el derecho a la información que tienen los ciudadanos”, expresó Lucciola Salazar, periodista de la televisora RTU.
Durante el Gobierno anterior se priorizó la inoculación de adultos mayores, integrantes del sector de salud, de atención al público, de limpieza, fuerza pública, bomberos, recolectores de basura y demás personal considerado dentro de la primera línea de lucha contra el COVID-19.
Y aunque aún hay personas pendientes de vacunar dentro de estos grupos prioritarios, la expectativa con el nuevo Gobierno es que la inoculación avance más rápido.
La administración anterior tuvo cinco ministros de Salud durante la pandemia: Catalina Andramuño, Juan Carlos Zevallos, Rodolfo Farfán, Mauro Falconí y Camilo Salinas.
El plan de vacunación recibió críticas por la desorganización y la desviación de vacunas a quienes no correspondía. Se aplicaron más de dos millones de dosis, según el expresidente Lenín Moreno.
Luis Alfredo Zúñiga, reportero de Teleamazonas, consideró que si bien los periodistas no son parte del grupo que se denomina de primera línea de batalla contra el virus, también están expuestos y en riesgo.
“Salimos a la calle, salimos a los hospitales, salimos a los puntos de vacunación, viajamos a otros cantones, viajamos a otras provincias, hablamos con un sinnúmero de personas que no conocemos, esa es nuestra profesión. Estamos en contacto con gente que se cuida, con gente que no, con gente que hace todo eso en la calle y lo vivimos a diario. Y al final del día, nosotros que estamos recorriendo, venimos a nuestra casa, venimos a nuestro hogar con nuestra familia y este virus es silencioso hasta que te coge el primer efecto”, comentó el comunicador.
El año pasado él se enfermó de COVID-19 mientras cumplía con su trabajo. Contagió a sus padres, pero todos tuvieron síntomas leves y superaron la enfermedad.
Stalin Baquerizo, reportero de TC Mi Canal, lamentó el deceso de Rommel Ramos y del resto de comunicadores.
“Hoy en día ya no se sabe cuándo será la última vez que te saludas con un colega periodista, porque estamos allí, al pie del cañón trabajando, sabiendo que estamos expuestos al virus así como muchas otras personas que están en primera línea. El problema es que no hemos sido considerados aún”, sostuvo el periodista. (I)