Que ser vicentino va más allá de una etapa estudiantil. Es un sentimiento que trasciende las aulas de clase y perdura por siempre en el corazón, así como el recuerdo de anécdotas compartidas y las enseñanzas de los maestros de la época quedan imborrables en la memoria, que lleva consigo intacto el lema “Donde hay una VR hay un campeón”, en todo momento y en cualquier lugar.

Así un grupo de profesionales graduados en el emblemático colegio Vicente Rocafuerte, en el periodo lectivo 1991-1992, describe lo que significa para ellos la institución. Hoy, viernes 18 de febrero, muchos de ellos se reencontrarán para conmemorar sus 30 años como bachilleres del plantel que los vio alcanzar logros tanto en lo académico como en lo deportivo.

Un abrazo de reencuentro a 50 años de graduación de exalumnos de tres colegios de Guayaquil

Son de la especialización Filosófico Sociales, paralelo 1 (FISO-1), y se reunirán en una sesión solemne, desde las 18:00, para entregar una placa conmemorativa al rector Frank Granja, quien en aquella época fue su profesor de Investigación y Sociología. Habrá condecoraciones, exhibición de un video que recoge los recuerdos de su experiencia vicentina, exaltaciones y a manera de despedida entonarán el himno del colegio.

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Guayaquil, 18 de febrero de 2022. Gráfica del grupo de estudiantes de la especialización Filosófico Sociales (FISO-1) junto con su profesor de Literatura (+), Jorge Salazar Infante. Foto: Cortesía de exestudiantes

En Guayaquil, al igual que este grupo, varios exgraduados de otras instituciones educativas mantienen nexos de amistad y camaradería. Muchos han formado confraternidades que llevan por nombres los de sus exdocentes y se reúnen para recordar fechas especiales.

“Fue un equipo, un grupo maravilloso. Tuvieron un gran deportista, compañero, que era el portaestandarte, era uno de los mejores deportistas en ese tiempo del Vicente Rocafuerte: Ángel Mera, vicecampeón mundial juvenil de ajedrez en Yugoslavia. Entonces esa sección fue privilegiada”, resalta el actual rector, quien destaca que la unidad del grupo se mantiene hasta hoy.

A nivel deportivo, él también recuerda a Carlos Caicedo, quien era un destacado basquetbolista.

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Xavier Narváez, director municipal de Justicia y Vigilancia, es parte de esa promoción que se graduó un 21 de febrero. Él, al igual que muchos estudiantes de Filosófico Sociales, guarda en su mente el recuerdo de las Jornadas Literarias Vicentinas, un concurso intercolegial promovido por el fallecido profesor Jorge Salazar Infante, a quien sus alumnos llamaban cariñosamente ‘maestro’, pues su rol iba más allá de transmitir conocimientos, dejó enseñanzas para la vida, dicen.

Oratoria, libro leído, poesía y canto eran los componentes de dicho concurso que reunía a representantes de los colegios emblemáticos. La organización corría por cuenta de los alumnos del sexto curso bajo la supervisión de Salazar Infante, quien cada mañana, antes de empezar su clase, hacía repetir a sus alumnos el poema Atahualpa Huañui (Elegía a la muerte) en quichua y el alfabeto griego.

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Es que su lema en las aulas siempre fue “La mejor medida del hombre es la cultura”, comenta Narváez, quien fue vicepresidente de las Jornadas Literarias, por su destacado rendimiento estudiantil, distinción que le permitió conocer varias ciudades del país e incluso el Palacio de Carondelet, en Quito.

“Recuerdo haber sido considerado y electo el mejor compañero en la institución, concurso que se realizaba para la época entre los estudiantes de cuarto curso en adelante”, refiere el abogado de profesión.

Guayaquil, 18 de febrero 2022. De izquierda a derecha: Manuel Cisneros, Frank Granja (rector), Raúl Mestanza y Ángel Peralta, durante la entrega de invitación a homenaje de este viernes. Foto: El Universo

Manuel Cisneros, profesional de la comunicación, otro exalumno de la promoción 1991-1992, destaca que la especialización FISO siempre tuvo profesores estrictos que infundían respeto, pero al mismo tiempo generaban lazos de amistad con los estudiantes. Esa, sostiene él, fue la clave para que esta generación se mantenga como una familia vicentina.

Generaciones de lasallanos se reencuentran en colegio

De su época estudiantil tiene presente el bar de Petita, donde los alumnos degustaban el seco de pollo en pequeñas tarrinas, en las horas del recreo; el handball, deporte insignia del Vicente Rocafuerte, al igual que el fútbol y las jornadas de remo en el estero Salado después de las horas de clase.

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Ricardo Ortega y Jorge Parrales, profesor e inspector de la promoción 1991-1992 de la FISO-1, también serán parte del homenaje organizado por los exalumnos para la tarde de este viernes, que tendrá lugar en un salón de eventos del centro de Guayaquil. (I)