“Como una medida de seguridad se ha planificado en el plan de inversiones del tercer quinquenio la construcción de una subestación eléctrica que logre cubrir el 100 % de la demanda a efectos de contar con redundancia de la acometida eléctrica en La Toma”. Esa fue la respuesta que dio la gerencia de la entonces Empresa Cantonal de Agua Potable y Alcantarillado de Guayaquil (Ecapag) a la Veeduría Ciudadana de Agua Potable, al ser consultada sobre la existencia de un plan de contingencia para el bombeo en caso de fallar el sistema de energía eléctrica.