Al ingresar a la Catedral de Guayaquil por la puerta principal de la calle Chimborazo se percibe mística. A lo largo del pasillo que lleva al altar principal se evidencia la devoción del guayaquileño y de los visitantes, también la llegada de los turistas para apreciar a la iglesia mayor de la arquidiócesis local, emblema patrimonial de la Perla del Pacífico que este mes celebra sus 487 años de proceso fundacional.