El martes pasado, 27 de octubre, Alfredo, catedrático universitario e investigador guayaquileño, acudió a la que fue su última sesión de natación, deporte que empezó a practicar hace un mes debido a un diagnóstico de diabetes y obesidad. Él acudió a un complejo de piscinas ubicado en el norte de la ciudad, sitio del que sospecha pudo ser el punto de contagio de COVID-19 que ahora debe tratar y evitar que se agrave por su comorbilidad.