Iba de pie en el articulado del sistema Metrovía, como un usuario más, cuando al pasar la estación La Atarazana, en las avenidas Pedro Menéndez Gilbert y Carlos Luis Plaza Dañín, un joven de tez blanca y acento extranjero sacó de su mochila barras de chocolate que empezó a ofrecer a los pasajeros, caminando en el bus desde la parte de en medio hacia atrás.