Pocas y dispersas áreas verdes se pueden observar en algunas urbanizaciones que están en la ciudad y en las ubicadas en las vías a la costa, Daule y Samborondón.
Esto, pese a que para todo tipo de urbanizaciones (residenciales, industriales, de comercios y de servicios) se debe destinar para espacios verdes una zona no menor al 10% y no mayor al 20% del área útil urbanizable, según la reforma a la Ordenanza Sustitutiva de Parcelaciones y Desarrollos Urbanísticos, en su artículo 12, numeral 12.2, literal a: Aprovechamiento Urbanístico del Suelo o Área Útil Urbanizable.
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En planes habitacionales como la ciudadela del Maestro, ubicada en la av. Francisco de Orellana frente a Villa España, esto se incumple. Un parque de alrededor de 120 m² con quince árboles y un parterre con diez plantas al inicio de la urbanización representan el espacio verde que posee. Ahí habitan 367 familias, incluyendo los de los bloques multifamiliares.
Carmen Quimí y Gisselle Vulgarín, moradoras desde hace siete y tres años, respectivamente, manifestaron que cuando compraron sus casas en la urbanización se ofrecía en un amplio terreno, donde ahora está una escuela, un complejo social. “Nos engañaron. Solo hay un parque pequeño que está en pésimas condiciones. Faltan juegos y árboles que nos den sombra”, señaló Quimí.
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En Villa España la situación es similar. En las diferentes etapas hay una cancha y un parque de alrededor de 40 m² para las más de 600 familias que habitan en cada etapa. “En las tardes los niños salen al parque, se llena rápidamente. No hay cómo salir con mi hija, (de 1 año)”, comentó Luz María Aspiazu, habitante de la etapa Valencia.
Asimismo, en El Caracol, donde hay 740 viviendas y está ubicada en la vía a Daule, el parterre y las peatonales tienen especies ornamentales y dos canchas de cemento. “Definitivamente se necesitan áreas verdes y parques infantiles. Cuando nos vendieron este plan habitacional nos dijeron que en un solar amplio se iba a construir un parque, pero no han hecho nada en los cinco años que llevo viviendo aquí”, comentó Alfredo Rivera.
No obstante, la ambientalista Nancy Hilgert, docente de la Facultad de Ciencias Ambientales de la Universidad de Especialidades Espíritu Santo (UEES), opina que el complejo social no debería ser considerado dentro del 10%, porque no son lugares arborizados. “Aunque sean áreas recreativas no deberían considerarse como verdes porque no tienen árboles que cumplan con la función de capturar el dióxido de carbono y purificar el aire”, dijo.
Desde la cima del cerro del plan habitacional La Joya, en el km 14 de la vía León Febres-Cordero, se observa en las urbanizaciones déficit de árboles y plantas ornamentales.
En una de ellas, llamada Esmeralda y en la que habitan unas 500 familias, hay una cancha de fútbol en la parte trasera, dos parques pequeños y un complejo recreativo.
Esto es insuficiente para Andrés León, vicepresidente del comité de propietarios de esta etapa. “Hacen faltan más, por eso vamos a sembrar árboles frutales de raíces profundas en las esquinas de las cuadras antes de que termine el año”, manifestó.
Si se amplía la vista a toda esta urbanización, los alrededores de las etapas, parterres e ingresos sí muestran zonas con palmeras y plantas ornamentales, que no tienen los mismos beneficios que los árboles nativos, ya que captan menor cantidad de CO2, expresó Hilgert.
Según el director de la DUAR, antes de la aprobación de los proyectos habitacionales se verifica que exista el porcentaje estipulado en la ordenanza. “Las urbanizaciones aprobadas a partir de agosto de 1992 hasta la presente fecha cumplen con la normativa mínima”, señaló, y agregó que las jardineras del portal de las viviendas no son consideradas en el 10%.
En Veranda, ubicada en la autopista Narcisa de Jesús, existen dos canchas de uso múltiple, una de fútbol, dos parques, un complejo y dos parques que se harán, ya que la urbanización está en construcción. Ahí habitan 160 familias y faltan entregar 140 casas en la primera etapa del proyecto, que comprende 500 viviendas.
Uno de sus habitantes, Luis Pesantes, opina que se deberían incrementar áreas arborizadas y que el complejo quedará pequeño para las 500 familias que vivirán ahí.
Una cancha de fútbol, un parque infantil, seis espacios con árboles y plantas ornamentales y una pérgola que da al río Daule forman parte de las áreas verdes que tiene Palmar del Río, en la vía a Samborondón, donde viven 120 familias, indicó el administrador Mauricio Insúa. Estos espacios son suficientes para sus habitantes.
En los municipios de Samborondón y Daule también se establece un mínimo del 10% de áreas verdes para la construcción de cada urbanización. José Yúnez, alcalde de Samborondón, indicó que hay planes que tienen más del 15%.
Mientras, la mayoría de urbanizaciones de la vía a la costa tiene árboles frondosos que cubren, en algunos casos, gran parte de las vías de cada una.