El Presidente de la República ha mencionado el mástil y los otros palos de un barco para justificar sus expresiones.
Parece que cuando él se disgusta, se le viene a la mente la imagen de estos palos y la utiliza para expresar su disgusto.
Después del incidente “del mástil y de los demás palos del barco” con los periodistas y los estudiantes, invitó a un almuerzo, utilizando fondos públicos aparentemente, a los estudiantes, a los padres de familia y al Ministro de Educación.
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Y en esta reunión, dando una nueva clase de educación, dijo que él también es un educador y se refirió de nuevo al mástil y a los otros palos del barco.
No se sabe si el Presidente será un educador de barcos, del mástil o de algún otro palo del barco.
El presidente Velasco Ibarra, tan educado y caballero como era, acostumbraba mostrar su mano haciendo con sus dedos la V, en señal de victoria o también de Velasco y Victoria.
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El actual Presidente, en una época diferente, con una educación diferente, va a pasar a la historia por ser también un Presidente de la V, de la V del mástil, o de cualquier otro palo del barco, solo él lo sabe.
César Vaca Sánchez,
abogado, Guayaquil
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La palabra que mencionó el Presidente no es morbosa, ya que se refería a la parte de un barco, además, esa palabra sirve como apellido y tenemos grandes celebridades en España.
Según la Enciclopedia Británica, anota que esa palabra significa: gran percha en la cual se asegura el grátil de una vela; va suspendida de cualquier palo de la arboladura; (macho, mastelero o mastelerillo) cuyo nombre respectivo toma; en los barcos de vela latina se denomina entena.
Por esta razón considero que no hagamos escándalo por algo que no es; ahora, si ustedes toman ese término como parte sexual, estamos dando mala información a la ciudadanía.
Pedro Abambari,
Nueva York, EE.UU.
Valga la oportunidad, por la alusión que hace el presidente Correa de dar a conocer que muchas palabras en nuestro idioma castellano tienen, de acuerdo con la intención del mensaje, un significado denotativo y uno connotativo.
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El denotativo es el significado literal, es decir, el que encontramos en el diccionario, en este caso : “1) (del latín virga) f. miembro genital de los mamíferos; 2) arco de acero de la ballesta; 3) ant. vara, rama delgada y sin hojas; 4) vara, palo delgado; 5) tira de plomo con ranuras en los cantos, que sirve para asegurar los vidrios de las ventanas; 6) mar. percha labrada convenientemente, a la cual se asegura el grátil de una vela”.
El connotativo es el significado que conlleva una carga emotiva u otro significado por asociación, compartido por miembros de una cultura en particular.
Por lo tanto, esa palabra en un insulto se rige por la intención del mensaje en el sentido connotativo, emocional dentro de nuestra cultura ecuatoriana que se refiere a la primera acepción denotativa.
Lía Centeno de Akel,
licenciada en Comunicación Social y psicóloga clínica, Guayaquil
Qué más podría sentir un ciudadano común y corriente cuando escucha oprobios tan soeces de los labios del Presidente de mi país.
En una acción de arrabal, insta a jóvenes de mentes aún moldeables, a pronunciar una palabra lamentablemente conocida más por su acepción vulgar y soez, al punto que ni siquiera los mismos marineros la utilizan cuando quieren referirse al palo mayor de la embarcación.
La expresión será una de las primeras libertades, de las muchas que destruirá.
Su violencia fue evidente cuando señaló que “solo su cargo de Presidente lo frenó”, lo que nos hace suponer que el periodista Emilio Palacio habría sido víctima de alguna agresión matonil si no hubiera el señor Correa ostentado aquel cargo.
Debo aconsejarles por ello a mis queridos nietos lo que nunca pensé que les recomendaría: no escuchar las bascosidades de nuestro Presidente de la República, so riesgo de que ellos imiten su pésimo ejemplo y se conviertan luego en unos vulgares insultadores y odiadores.
Les sugiero hacer encuestas ciudadanas que determinen si la situación de los ecuatorianos ha mejorado en algo, porque la mía, la de mis familiares y demás de mis allegados cada vez empeora.
Édgar Tapia Uribe,
Guayaquil