Esta preparación también es parte de la memoria y folclore de los vecinos de nuestra ciudad.
Además de la chicha de jora y arroz (resbaladera), del aguardiente de caña, el rompope, las mistelas, etcétera, que fueron las ‘pociones espirituosas’ a las que acudieron nuestros abuelos y padres para amenizar sus tertulias, robustecer la unidad familiar y disfrutar sanamente de su círculo de amigos, la cerveza fue otra preparación que ayudó a ese fin y pronto llegó a ser parte del folclore ergológico (comidas y bebidas) que nos identifica.
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Aunque con algunas diferencias a las costumbres de antaño cuando anfitriones e invitados disfrutaban de potajes y bebidas –incluida la cerveza– durante la inexcusable celebración del ‘santo’, las fiestas cívicas, el paseo campestre en lancha o caminata directa por la campiña cercana a la ciudad, las generaciones siguientes mantuvieron el hábito de incluir el popular producto en sus diversos festejos.
Posiblemente resultan pocos los hogares donde, por lo menos, alguna vez, se brindó o se ofrece una cerveza al visitante fugaz o invitado al festejo del cumpleaños de cualquier miembro del hogar. Asimismo, mientras se realiza un negocio, al terminar un partido de indorfútbol o simplemente para atenuar el calor del clima ‘guayaco’, en tanto los amigos hablan de política, arte, cualquier tema citadino o rasgan la guitarra y tararean pasillos. Algunos alcanzaron la botella a tres reales y el vaso a real; conforme transcurrió el tiempo, los precios subieron, pero el público continuó consumiéndola.
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Antigua bebida
Porque resulta innegable la costumbre de consumir cerveza entre nosotros, porque la nuestra mantiene su fama internacional y porque la industria está arraigada a la historia de la ciudad, hoy recordamos brevemente comienzos y marcas de tal producto en nuestro medio, luego de concluir que en el mundo aquella bebida es una de las más antiguas y extendidas desde su preparación artesanal hasta que se industrializó en el siglo XIX.
En Guayaquil, la primera fábrica de cervezas se fundó en 1887, cuando las que se consumían aquí eran de procedencia alemana, holandesas e inglesas, con un costo elevado que impedía su consumo por las clases populares. En 1896 pasó a propiedad de los hermanos Mario y Luis Maulme; posteriormente, en 1909 la adquirió Enrique Gallardo hasta que en 1913 las instalaciones fueron traspasadas a la Ecuadorian Breweries Company y su gerente L. F. Yoder. Después surgieron otras administraciones.
En la década del 30 del siglo XX la Compañía de Cervezas Nacionales elaboraba tres calidades de cerveza: Pílsener rubia y negra, Cristal rubia y negra, y la Popular, llamada así por su precio barato. El producto se vendió en barriles de ‘sifón’ y ‘corrientes’. En el mismo barrio Las Peñas fabricó sus propias tapas ‘corona’ para el sellado automático de las botellas, y estableció la de hielo, como complemento del servicio a sus clientes. Más tarde ofreció la Malta, que logró consumo masivo, pues en hogares y quioscos de la calle la gente adquirió la costumbre de añadirle huevos y cola para reforzar su poder alimenticio. La marca Ruby perteneció a la misma empresa.
Este fugaz recuento resultaría incompleto si olvidamos que para mantener o superar la calidad de su producción, una fábrica tan nuestra como la Compañía de Cervezas Nacionales compitió con acreditadas preparaciones de fábricas La Campana, La Victoria, La Imperial en Quito; Alemana en Riobamba; La Tungurahua en Ambato, etcétera, que pusieron en el mercado las marcas Pílsener, Export, Bavaria, Bohemia, Roja, Danesa, Porter, Extracto de Malta y otras muy conocidas.
Actualmente en el mercado guayaquileño existen varias marcas de cerveza de fabricación nacional y otras llegadas del exterior con envases de diferente material, que el vecindario busca para disfrutarlas y así mantener aquella tradición de la que hemos hecho referencia en esta nota, con el solo afán de resaltar que entre los múltiples factores de nuestra identidad está el folclore ergológico y, dentro de él, los platos típicos y las bebidas ‘espirituosas’ como la popularísima cerveza.
SORBOS
Historia
En 1945 la botella de Pílsener, Cristal y Malta costaba 0,20 sucres.
En 1957 la botella de cerveza Pílsener tuvo el valor de 1,20 sucres.
La misma Compañía de Cervezas Nacionales también producía y distribuía el extracto de malta, ‘para personas débiles’.