Los vecinos de Nazaret tienen de nuevo a Jesús en su pueblo. Recuerdan que jugaba, siendo un niño como todos, en los patios y en las calles de la aldea. Recuerdan que le vieron aprendiendo de José las artes del servicio carpintero. Y recuerdan que una vez hombre completo, para sacar adelante a su madre María, trabajó duro y parejo en el taller.