¿Por qué te demoras tanto? –retaba mi abuela mientras sacaba apurada las verduras para el almuerzo. “Me encontré con un profesor”, “ayudé a barrer la iglesia”, “orienté a un invidente”, eran excusas tras mi vicio en la esquina de alquiler. El tiempo se esfumaba entre aventuras de Condorito, Aniceto, Viruta y Capulina, la India María, Kalimán, mi favorito Memín Pinguín y otros personajes. Si mi abuela olvidaba un ingrediente, se almorzaba al anochecer. Esas lecturas furtivas reforzaban las de la escuela. Hacían analizar situaciones entre letras, imágenes y tramas atrapantes. Leer con diversión me salía gratis; el revistero del pueblo era mi amigo.

La última prueba Ser Estudiante 2022-2023, del Instituto Nacional de Evaluación Educativa, reveló falencias en lectura, escritura, comprensión y otras áreas. Se evaluó a 36.078 alumnos de la educación fiscal, particular, fiscomisional y municipal. Muchos no alcanzaron el puntaje mínimo. Como consuelo diremos que el problema afecta a varios países. Se lo atribuyen a la epidemia del COVID-19 y la virtualidad, en complicidad con sistemas caducos de enseñanza.

Según la Evaluación Internacional de Alumnos (PISA) realizada el 2022 por la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE), Irlanda, Japón y Corea del Sur son los países de mejor rendimiento. Irlanda aplica fórmulas prácticas de aprendizaje y participación del alumnado. Japón adapta una visión holística e integral en el proceso educativo. A Corea se le cuestionan sus tácticas de presión en pro de la excelencia. Los japoneses leen en promedio 48 libros por año; los ecuatorianos apenas uno, según estudio de la Organización de Estados Iberoamericanos (OEI) del 2021. Esta cifra hoy puede ser más triste.

¿De qué manera se recupera el hábito de leer y entender? Debemos implementar estrategias funcionales de comprensión para desarrollar pensamiento crítico. Quizá retrotraernos a tiempos de esas lecturas de esquina donde, como señalan ciertos autores, la historieta es un recurso didáctico pedagógico eficiente para desarrollar destrezas y habilidades cognitivas, creatividad, razonamiento con humor, paliativo necesario para estos tiempos. También imitar estrategias apartadas de métodos esquemáticos coercitivos de malos resultados. Difícil tarea cuando la tecnología impone otras modas, formatos y la inteligencia artificial (IA) estimula avances científicos, pero disipa la capacidad de razonamiento, en un escenario para que los robots “piensen” y los humanos se roboticen.

Ella empezó a sospechar de mis coartadas. Me mandó por hortalizas. Siguió mis pasos sigilosa, látigo en mano. Compré el mandado y corrí a mi “adicción”. Justo cuando doña Eufrosina corregía a Memín por otra travesura, veo a mi abuela frente a mí. Sus ojos endiablados congelaron mi sangre. Blandió su “arma”. Todos esperaban el castigo al “Memín” de carne y hueso en vivo y en directo. Me arrebató la revista. La inspeccionó un eterno minuto. Me la devolvió. Tomó la funda con las compras y se marchó presurosa a terminar su sancocho. Mi único vicio era perdonado. (O)