En el problema de la Embajada de México se enfrentaron dos principios esenciales de la vida social, el de la inviolabilidad de las embajadas y el de las sentencias en firme.

Las embajadas pertenecen al país que representan como si fuera su propio suelo. Deben ser respetadas. Es la extraterritorialidad, una institución muy antigua, que viene desde los tiempos de la invasión del Imperio romano de occidente por los diferentes pueblos bárbaros que causaron su final. Los bárbaros, como su nombre lo indica, arrasaban con todo a su paso, robaban, violaban. Incendiaban y cometían todos los excesos. Los cristianos se refugiaban en las iglesias para salvar sus vidas y, como se trataba de tierra sagrada, eran respetados. La costumbre evolucionó hasta crear el moderno derecho de asilo.

Mal menor

Las sentencias en firme son base del derecho y la legalidad. Todo contencioso en las diferentes áreas del derecho civil, y del penal, tiene diversas instancias para que los jueces puedan revisar las causas, corregir los errores de los inferiores en una cadena de apelaciones, que llegan hasta el máximo tribunal. Se hace justicia. Las decisiones de última instancia cierran todo el proceso y son inapelables. Causan estado. No se puede litigar indefinidamente porque sería injusto. En el ámbito penal, se aplican las penas previstas en la ley, una de las cuales es la pérdida de la libertad por el tiempo establecido por la misma norma penal.

En el caso del exvicepresidente, se produjo esa colisión. El presidente Noboa optó por hacer prevalecer la fuerza de una sentencia en firme que, además, se estaba cumpliendo. La máxima autoridad siempre tiene que decidir entre dos males y esa es su cruz. Elige el mal menor. Los demás problemas pueden ser resueltos por los ministros y otras autoridades. Tuvo firmeza cuando declaró la guerra contra el más poderoso enemigo interno que se ha tenido. Permitir que se burle la justicia, como ya antes sucedió con una exministra, es conceder la posibilidad de que otros delincuentes puedan hacer lo mismo abusando del derecho internacional o de las garantías que nuestras leyes consagran para defender a los inocentes, y también a quienes delinquen, amparados por las normas procesales.

Daniel, el maquiavélico

El Gobierno tiene que repetir a troche y moche la explicación de sus actos. No hablo de justificar lo injustificable. Explicar no es pedir disculpas. Nuestro país siempre ha cumplido las normas del derecho de gentes. Las palabras de las explicaciones deben ser muy bien seleccionadas, de entre la inmensa riqueza de nuestra lengua.

El presidente de México tal vez no tenía la información suficiente y siendo tan sagaz cometió el error de dar asilo a quien está condenado en firme por delitos contra la administración pública. No cabe pensar que trató de burlarse de nosotros.

En todo caso, hay que trabajar por la paz, humildemente. Ecuador y México son países hermanos con hondos lazos comunes. Nuestro don Vicente Rocafuerte fue su embajador ante Londres y los Países Bajos y en 1826 ahorró a México la vergüenza de manchar su bandera vendiendo patentes de corso en el mercado mundial. Se impone platicar. (O)