En mi columna anterior, comentaba que los gritones de Twitter estaban callados ante el desastre de su último héroe cruzado.

Iluso yo.

Bastó un desliz de incontinencia ‘twittera’ del otrora supremo dueño de la República, autoexiliado físicamente, pero omnipresente en el ambiente nacional, tanto por el 48 % del país, que sigue votando por el, cuanto por los sueños húmedos de sus detractores (quienes lo tienen más presente que sus propios seguidores, aunque sea para culparlo de todo lo malo que ocurre en el Ecuador), para que las redes sociales y medios alineados ardieran en el fuego de los pitonisos, inexpertos genios de la política y de la cosa pública, todos ellos, honestísimos, patriotas, demócratas y desinteresados defensores de todas las morales existentes.

Llegaron entonces las advertencias y sentencias. Que el presidente Daniel Noboa se debe al voto anticorreísta, así que cuidado con pactar con el correísmo. Que el PSC va a reeditar el pacto con el correísmo (pacto que existe únicamente en el imaginario de ellos). Y así, una cantidad de teorías que prefiero no citar por respeto a su tiempo y paciencia, amigo lector.

Lo de fondo es que muchos de estos “héroes” que empujaron activamente la ruptura del acuerdo CREO-PSC-RC en mayo de 2021 ya recibieron su buena troncha, y ante la posibilidad de que el nuevo gobierno consiga la gobernabilidad (a la que renunció el presidente Guillermo Lasso, o creyó tendría con los Llori y Saquicela) que tanto necesita el país y, con ello, el gobierno no los “necesite”, van por más: asesorías, puestos públicos, pauta publicitaria, etc. Todo sirve. Y que el país se vaya al carajo, nuevamente. Al fin y al cabo ellos no son “políticos” ni gobiernan.

La verdad es que ellos saben todo para acabar con todos los males del país. Lo único que les falta es ganar las elecciones.

Ellos son simplemente los dueños de la verdad. Los que prenden y apagan la luz. Los que dicen qué debe decir el presidente y cuándo. Con quién reunirse y con quién no. Qué denuncia necesita pruebas y cuál no. Quién debe ser investigado y quién no. Quién es corrupto y quién es ingenuo. Quién se puede equivocar y quién no. Qué noticia es relevante y cuál no. Qué medio es serio y cuál no.

La verdad es que ellos saben todo para acabar con todos los males del país. Lo único que les falta es ganar las elecciones. Pero el país no está listo para ellos. Pueblo ignorante, dirán.

El Ecuador está enfermo, sí. No solo por la violencia que se ha tomado el país ni por la economía que, según propias palabras del presidente electo, no estaría tan en orden ni rebosante, como tanto nos han anunciado, sino por el contrario, ad portas de un posible default, de no mediar la ayuda de multilaterales.

También lo está porque muchas voces que en el pasado defendieron democracia y libertades, sin importar quien fuera el agresor, hoy están más ocupados saciando sus odios o agradando a sus mecenas.

Desde esta columna, hacemos votos por que el presidente Noboa tome las mejores decisiones para el país, según su criterio y no por presiones de quienes no representan al país. (O)