Todos hemos oído la expresión “como una leona con sus cachorros”. ¿Qué tan cierto es?, ¿qué tanto tenemos en común con las madres del reino salvaje? Este mes se celebra a la mujer y, si bien cumplimos muchísimos roles, de cierta manera todas las mujeres llevamos una ‘madre’ interior. Me refiero a aquella necesidad que tenemos de cuidar, de proteger, de nutrir, de ‘dar a luz’ y traer a la vida proyectos, ideas, seres humanos y más. Todas hemos sido maternales en algún momento de nuestra vida, ya sea hacia un pariente, hermano/a, amigo/a, hacia algún animalito abandonado, una plantita, hacia un bebé. Cuando visualizamos o anhelamos algo y lo plasmamos estamos trayendo a la luz esa idea, y de ahí que muchas mujeres se refieran a su carrera o su negocio como su ‘bebé’.

En el mundo natural existen muchas especies que exhiben comportamientos maternos increíbles, y que guardan gran similitud con madres humanas. Las madres orangutanes tienen una conexión muy fuerte con sus crías. Ellas llevan a su bebé en sus espaldas y por seis años o más, les enseñan cómo cazar, buscar comida, protegerse, e incluso cuando es momento de alejarse de su madre las crías orangutanes seguirán volviendo al lado de ellas hasta los quince años. Están las madres marsupiales, como los canguros y los koalas, que llevan en su bolsita a sus bebés por varios años y así los protegen de amenazas externas. Muchos de estos comportamientos son aprendidos y pasados de generación en generación – así como nosotras hemos aprendido de las demás mujeres en nuestra vida.

¿Qué tanto nos parecemos a los monos?

La Ley de la Lengua, el pacto con las orcas

Hay también madres muy sacrificadas, por ejemplo, las orcas con sus recién nacidos pasan meses sin descanso ya que los bebés orcas no duermen al principio de su vida. Las bebés orcas van a permanecer con sus madres toda la vida, incluso después de tener sus propias crías. Solo se separan unas horas para buscar comida y aparearse. De la misma manera, las madres elefantes cuidan por completo de sus crías hasta que estas tienen 17-18 años. Ni hablar de madres aves que empollan a sus huevos dejando de lado su alimentación hasta que estos eclosionen. Pero el premio se lo lleva la madre pulpo, que para asegurar que sus huevos estén a salvo los va a cuidar y resguardar sin comer ni descansar. Este comportamiento termina matándola de desnutrición y desgaste, pero está en su instinto el dar la vida por sus crías. Hay una madre pez en África que lleva a sus larvas dentro de su boca para protegerlas. Se ha comprobado con estudios científicos que en momento de estrés ella se come a algunas de sus larvas, a veces hasta una tercera parte de sus crías. Los nutrientes ingeridos hacen que este pez pueda ser madre de nuevo rápidamente, pero no creo que ella se lleve el premio a la ‘mejor madre’, según estándares humanos.

Las leonas y las chitas son ‘madres solteras’: ellas se apartan del grupo con sus crías y durante dos años se dedican a alimentarlas y enseñarles a cazar, y todos sabemos lo agresivas que se ponen si sienten que hay peligro alrededor. Todas hemos sido madres de alguna forma u otra, y todas llevamos una leona dentro, a la final es lo que nos hace mujeres. ¡Feliz Mes de la Mujer! (O)