Es innegable la preocupación que trae el fenómeno El Niño por más moderada que se catalogue su intensidad, las cicatrices de anteriores no dejan lugar a dudas agrandadas por la insuficiencia de infraestructura para enfrentarlo, comenzando con la carencia de elementos tecnológicos que preavisen su gestación y arribo, son insuficientes las instalaciones meteorológicas, como ha sido reducido el apoyo a los especialistas del mar y los vientos para estudiarlo en detalle. Siendo una manifestación natural periódica, no hay certeza que determine su fortaleza, peor ahora en que las modificaciones climáticas alteran las más calculadas predicciones.

En esta ocasión, alertados por su inminente llegada aunque persiste la incertidumbre de su intensidad, el Estado y sus instancias han adoptado posiciones preventivas en algunos lugares con el establecimiento de albergues en zonas conocidas por su alta vulnerabilidad a las intensas lluvias e inundaciones, identificando sitios donde operarán centros de atención sanitaria para atender urgencias y se han acondicionado debidamente instalaciones hospitalarias, pero no alcanzó el tiempo ni los recursos para emprender o culminar carreteras y puentes, a cargo del diligente ministro de Obras Públicas.

Al comportamiento ejemplar de algunos funcionarios públicos, se suma la dedicación de organizaciones privadas sin fines de lucro que vienen actuando desde hace varios meses, tal es el caso de la fundación ambientalista Leamcon presidida por el Ing. Víctor Hugo Calderón con directo patrocinio de la Unidad Educativa Lemas e integrada por una pléyade de profesionales de distintas disciplinas, que comenzaron su accionar entregando fórmulas concretas para que el régimen obtenga recursos constantes en el plan denominado “aranceles bananeros vs. evento El Niño”, que indujo al poderoso bloque de la Unión Europea a ser más retributivo al momento de entregar asignaciones no reembolsables, que vayan en correspondencia con el origen de los impuestos que recauda por importaciones bananeras que ascendieron a tres mil millones de dólares, solo en los cinco últimos años.

Se han elaborado proyectos concretos que esperan respuesta para su ejecución de los organismos descentralizados como el Consejo Provincial del Guayas. Uno, es el conceptualmente denominado casa flotante, consistente en una estructura de caña guadúa, tan fácil de construir que los mismos beneficiarios en cinco días podrían hacer su propia y segura vivienda, con costos bajísimos y comprobada eficacia para un escenario de desbordamientos prolongados, a la que se agrega una parcela que flota donde se cultivarían especies hortícolas para alimentación mínima de tres familias vecinas cooperantes. La propuesta, producto de la creatividad del arquitecto Fredy Olmedo Ron, aseguraría vivienda y alimentos orgánicos para miles de damnificados, complementado con un sistema sencillo que emplea caña guadúa como filtro con fines de potabilización de aguas lluvias, de ríos o esteros, eliminándose el riesgo de contaminación de toda ralea. Es fruto del espíritu de solidaridad ante la tragedia colectiva que conmueve a los integrantes de Leamcon. (O)