La conferencia anual de Naciones Unidas sobre cambio climático, conocida como la Conferencia de las Partes (COP), acaba de concluir en Emiratos Árabes Unidos (EUA).

Por primera vez, el texto de la decisión adoptada llama a reducir el consumo de combustibles fósiles: promover una “transición para abandonar los combustibles fósiles en los sistemas energéticos, de manera justa, ordenada y equitativa”.

Llama la atención que la inclusión de la frase haya tenido lugar en una COP cuya sede era un país miembro de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) y en una conferencia presidida por el gerente de la empresa petrolera de EUA.

Consumo eficiente

No obstante, la frase está inmersa en un artículo lleno de opciones, y no es vinculante (usa la frase “podría” en lugar de “deberá”). Se considera un logro algo pírrico, considerando que 2023 ha sido el año más caliente en la historia, que en algunos días ha rebasado el límite de 2 grados centígrados sobre los niveles preindustriales.

Otro logro, también algo pírrico, de la COP 28 fue la constitución de un nuevo Fondo para Pérdidas y Daños, cuyo secretariado estará ubicado inicialmente en el Banco Mundial. Pírrico, porque los aportes anunciados a dicho fondo sumaron apenas $ 700 millones, es decir, el 0,2 % de las pérdidas y daños que sufren los países en desarrollo cada año. También se anunciaron contribuciones al Fondo de Adaptación por $ 188 millones y por $ 12.833 millones para el Fondo Verde para el Clima (GCF por su sigla en inglés). En este último caso, Estados Unidos anunció una contribución de $ 3 mil millones, pero habrá que ver si la administración Biden logra la aprobación de los recursos en el Congreso (el compromiso previo de $ 3 mil millones en 2014 no se cumplió en su totalidad, dado que el expresidente Trump renegó de los aportes).

La COP28 y los retos de América Latina

La OCDE anunció que estimaba que los países desarrollados finalmente habrían cumplido con su compromiso anterior de movilizar $ 100.000 millones al año para financiamiento climático en el año 2022, aunque las cifras más precisas que entregó para 2021 sumaban $ 89,6 mil millones. En la COP 28 también se discutió la nueva meta para financiamiento climático a partir de 2025, aunque no se logró consenso en torno a una cifra. Solo para mantener un ajuste por la inflación, la nueva meta debería ser al menos $ 120 mil millones anuales.

La COP llamó a triplicar la energía renovable, duplicar la eficiencia energética, reducir las emisiones de gas metano y eliminar los subsidios a los combustibles fósiles (aunque añadió, innecesariamente, el calificativo de “subsidios ineficientes”).

¿Qué significa esto para Ecuador? Se debe acelerar la transición a una economía pospetrolera; se debe invertir prioritariamente en energía renovable (la energía solar y eólica son actualmente las formas más baratas de nueva generación); se debe impulsar una mayor eficiencia energética en los sectores productivos; se debe eliminar de inmediato la quema de gas metano en los mecheros en los pozos petroleros y refinerías. Se requiere eliminar por completo los subsidios a los combustibles fósiles (incluyendo subsidios a la electricidad termoeléctrica). Se debe impulsar la electrificación del parque automotor y la promoción de transporte público eléctrico (fue un gran paso adelante poner en operación el Metro de Quito tras cuatro años de dilaciones).

El nuevo Gobierno de Ecuador desaprovechó la vitrina que representaba la COP, como comentaba Thalía Flores. Aparte de resaltar el resultado del referendo que dejará en tierra petróleo en el bloque 43 del Yasuní (con una merma de ingresos de $ 1.200 millones anuales), el Gobierno anterior logró ampliar la reserva marina de las islas Galápagos y llevó adelante el mayor canje de deuda por naturaleza, que resultó en un ahorro de $ 1.100 millones en la deuda externa, y estableció un Bono Azul, que generará ingresos por $450 millones en los próximos 20 años para la conservación en las islas y su reserva marina. (O)