Un joven entrevistado por este periódico dijo que no sabe lo que es el arbitraje. Como él, ¿cuántas personas habrán votado en contra sin saberlo? La noche del domingo 21 en un canal de TV hubo una interesante entrevista a dos expertos y me pregunté ¿por qué no la hicieron antes del plebiscito para que los votantes estuvieran informados? Las mismas personas no insistieron en algo esencial: un tribunal de arbitraje está compuesto por tres árbitros, uno por cada parte y un tercero, que es dirimente, elegido por acuerdo entre los dos. Ecuador nombra uno de los tres y debe acordar el tercero. Conozco el asunto porque fui árbitro del Centro de Mediación y Arbitraje de la Cámara de Comercio de Guayaquil y los laudos de los tribunales en que participé fueron imparciales y justos.

No me cabe duda de que en los tribunales de arbitraje internacional los árbitros son personas conocedoras y honestas y, en todo caso, Ecuador nombra un árbitro de los tres que forman el tribunal. Tengo la certeza de que la pregunta no fue aceptada porque los electores no sabían cómo funciona el arbitraje. Si hasta un canal de TV puso un letrero equivocado cuando informó el resultado.

Los inversionistas extranjeros deben ser informados de que aquí pueden encontrar justicia en árbitros imparciales y conocedores. Hay que aclarar que es un medio alternativo para resolver contenciosos y no es parte de la justicia ordinaria del Estado. Los árbitros son nombrados por instituciones de merecido prestigio y tales centros son dirigidos por personas capaces. Los centros que funcionan en el país publican la lista de sus árbitros.

La Ley de Mediación y Arbitraje debe ser revisada porque tiene fallas. Por ejemplo, las partes pueden alegar la nulidad del arbitraje y quien decide es el presidente de la Corte del Distrito. Si este decide aceptar el recurso no se sabe qué hacer después porque la ley no lo aclara y el tribunal de arbitraje se disuelve cuando pronuncia el laudo.

El trabajo por horas fue rechazado y evidencia que los trabajadores desconfían de los patronos y las autoridades. Hay una especie de temor instintivo de que los patronos puedan usar la modalidad para pagar menos o eludir responsabilidades. Como si fuera una soterrada lucha de clases que pervive. Los trabajadores ganan 16 sueldos. Cuento los dos décimos y el fondo de reserva a partir del segundo año. Pregunte a sus amigos si tienen algún empleado doméstico y tendrá sorpresas. Cuando los legisladores crean garantías a favor de los trabajadores tal vez están pensando en las grandes empresas y en el mayor empleador del país que es el Estado. No piensan en los pequeños negocios ni en los hogares que necesitan ayuda. Pasarán muchos años y el anacrónico Código de Trabajo de 1938 seguirá vigente, pero no esperemos más inversiones foráneas. La clausura de una ensambladora de autos deja sin empleo a 300 trabajadores. Era inversión extranjera y demuestra que se la necesita para crear ocupación.

A pesar de estas dos preguntas, queda claro que la mayor necesidad del pueblo es la seguridad. Le fue bien al Gobierno que se atrevió a proponer temas tan necesarios. (O)