Entre los últimos y agobiantes problemas ocurridos en el país está, sin duda, la crisis termoeléctrica que trae como consecuencias millonarias pérdidas en un país empobrecido por los malos manejos económicos y la corrupción imperante. Esta situación anómala nos invita a reflexionar sobre la gran importancia que tiene la previsión en todos los aspectos de nuestra vida y más aún ahora por tratarse de un asunto de trascendental importancia que afecta a todo un país. No se debe inculpar como responsable de esta caótica situación a los gobiernos anteriores, como se ha venido y se viene haciendo costumbre, sino asumir los errores con responsabilidad, autoevaluando su gestión y tratando de solucionar de forma urgente este apremiante problema que tanto nos afecta.

Entre sombras

Esta es, sin lugar a dudas, una consecuencia de la absoluta falta de previsión de nuestros gobernantes y personas involucradas en este asunto, vivimos tan solo el presente sin mirar el pasado ni avizorar el futuro. Los gobiernos de turno siempre están preocupados en llenarse los bolsillos y los de quienes están a su alrededor, engordando cada vez más la burocracia, viajando por el mundo con sendas comisiones bajo cualquier pretexto, construyendo obras y elefantes blancos con increíbles sobreprecios, sin percatarse de las necesidades más prioritarias que finalmente desembocan estos desastres.

El sector energético está en crisis

En fin, nos queda seguir confiando en que nuestro joven presidente adopte los correctivos necesarios y en el escaso tiempo que tiene para ejercer su mandato, actúe con eficacia, sensibilidad y lucidez en beneficio de los millones de ecuatorianos que le otorgaron su voto de confianza. (O)

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Fabiola Carrera Alemán, Quito