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La Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (EPA) no aprueba etiquetas que sostengan que el glifosato produce cancer. El producto fue determinado como no cancerígeno.
La compañía deberá pagar a Edwin Hademan la cantidad de 75 millones de dólares en daños punitivos, 5,6 millones de dólares en indemnización y 200.000 dólares por gastos médicos.
La marcha fue parte de una movilización internacional contra la multinacional estadounidense, en rechazo al uso de pesticidas y semillas transgénicas.
En Santa Fe, las tasas de cáncer son entre dos y cuatro veces más altas que el promedio nacional. En el Chaco los defectos de nacimiento se cuadruplicaron desde que el uso de esta biotecnología aplicada al campo.
Las diferencias en Estados Unidos en torno al uso del glifosato están avivando el antiguo debate sobre los cultivos biotecnológicos.
A cambio la compañía se dedicará a obtener la aprobación de la UE para importar sus variedades de semillas genéticamente modificadas cosechadas en América Latina o Estados Unidos.
Las plantas de Monsanto genéticamente modificadas son cultivadas a partir de semillas alteradas para resistir insecticidas y herbicidas, añadir nutrientes y mejorar el rendimiento de las cosechas e incrementar los suministros de alimentos en el mundo.