A los cuatro años, la quiteña Daniela Darquea ya sabía lo que quería ser: la mejor golfista. Aunque era muy pequeña, su determinación animó a su padre Nelson Darquea a acompañarla a los entrenamientos. La deportista, hoy de 23 años, recuerda que los palos de golf eran más grandes que ella cuando recién empezaba en este deporte de precisión.