A quienes viven sobre la avenida Barcelona, en el sector San Eduardo, no les sorprendió el aviso que instaló el Municipio esta semana junto a la ciclovía indicando que era una zona propensa a inundaciones durante el fenómeno de El Niño.

En cada lluvia fuerte la calle se llena de agua y cuando coincide un aguacero con marea alta, los vecinos aseguran que el agua sube hasta las rodillas, sobre todo en la zona cercana al estadio Monumental.

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La semana pasada se colocaron 44 señaléticas en sectores del noroeste, norte, centro y sur de la ciudad para alertar a la comunidad sobre estas zonas propensas a inundaciones.

Quienes habitan en esa calle, que empieza en Bellavista y termina en el redondel de la calle Rodríguez Bonín, sostienen que deben estar muy pendientes del estado de las alcantarillas y la rejillas de desfogue de agua, para lo cual retiran la basura que se acumula principalmente cuando hay partidos, pues los comerciantes y asistentes tiran papeles, fundas y botellas a la calle.

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Lupe Medina dice que suele pedir a los vecinos más jóvenes que se pongan guantes para retirar la basura en las noches cuando empieza a llover.

Ella cuenta que usan palos y fierros para sacar el material que se acumula y hace que se taponen.

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“Si mantenemos todo limpio no se llenan las calles, eso debe ser corresponsabilidad de los vecinos. No podemos echar toda la culpa a las autoridades”, reflexiona la adulta mayor que recuerda que en 1997, en el anterior fenómeno de El Niño, muchos de sus vecinos perdieron enseres porque el agua ingresó a las casas.

Por eso, muchas de las viviendas ubicadas en la calle Barcelona son altas.

Acumulación de agua en un tramo de la avenida Barcelona, durante el último invierno. Foto: Tomada de Cups Fire Gye

Roger Medina, otro morador, sostiene que cuando tumbaron la parte vieja de su casa y la renovaron decidió con sus hijos hacer una base más alta, precisamente para evitar que el agua ingrese. Por eso dejó un escalón en la puerta de entrada a su inmueble.

Medina dice que el agua que baja del cerro San Eduardo cuando llueve causa que la avenida Barcelona se inunde.

Menciona que incluso la gente que espera buses debe pararse sobre las sillas mientras llega su transporte, porque el agua se acumula al menos unos 30 centímetros.

A los moradores de esta zona del noroeste de Guayaquil también les preocupa la situación de sus vecinos del cerro San Pedro, pues en marzo pasado hubo un deslizamiento de tierra que causó daños en algunas casas y dejó anegadas las calles.

Debieron llegar los bomberos y volquetas del Municipio para retirar el material.

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“Bajó lodo, tierra, rocas grandes y hasta troncos. Deberían también revisar el estado de los cerros, porque quienes vivimos al pie corremos peligro”, comenta Ronald Cabrera, quien espera el bus en la vía principal.

Él cuenta que vive en San Eduardo desde hace 20 años y que cada invierno bajar la loma, aunque no es alta, es un reto cuando llueve porque desciende con fuerza agua, tierra.

“Las mujeres deben salir con botas y con sus zapatos en una fundita”, expresa Cabrera, quien así llevaba a su hija que trabaja como cajera en un banco.

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El Municipio de Guayaquil destina unos 25 millones de dólares en obras de prevención y asistencia por el fenómeno de El Niño, que está pronosticado para estos meses. (I)