Con una expresión de felicidad absoluta, mostrando una sonrisa de ‘oreja a oreja’, Bruno corre detrás de las gallinas y observa fijamente a los ponis mientras estos descansan en sus corrales. Las canciones infantiles que hablan de los animales, el aroma de la paja en el ambiente y la espontaneidad de las quince especies del lugar, que muestran mucha confianza y tranquilidad al contacto humano, te trasladan por un momento al campo.