Como un gran proyecto inmobiliario se promocionó a esta urbanización, que como muchas comenzó a ser invadida en sus avenidas principales por el comercio.

En una época donde el boom de las urbanizaciones en el norte de Guayaquil estaba en pleno apogeo, surgió la ciudadela La Garzota. Promocionada como una urbanización “concreta y terminada que no se inunda”, desde su creación, en la década de los ochenta, ha sido parte de la evolución de la urbe.

La Compañía General de Construcción, a cargo del ingeniero Alfredo Gregor, se encargó de la construcción de esta ciudadela en 1981. Él indica que los terrenos pertenecían a la familia Pareja, pero que la Junta de Beneficencia los adquirió y los designó a ellos para la construcción de un plan habitacional. “Nosotros cuando hacíamos el relleno del terreno chequeábamos el nivel de las otras urbanizaciones cercanas y hacíamos que nuestros niveles sean mayores a los de ellas, por eso es que estábamos seguros de que no se iba a inundar La Garzota”, explica.

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En anuncios de la época se la promocionaba como una urbanización cercana a la ciudad, ya que la conectaba la avenida Francisco de Orellana, cuyo intercambiador estuvo listo en 1984.

“En septiembre de 1983 ya teníamos el 25% de la obra que íbamos a hacer en La Garzota. Durante un año no podíamos construir porque vino el fenómeno El Niño. Inicialmente iban a ser seis etapas nada más, pero cuando anunciaron que iban a construir la terminal terrestre nos adelantamos en construir la séptima etapa”, dice el ingeniero Gregor.

La extensión total de esta urbanización es de 120 hectáreas, lo que equivale a 22 canchas reglamentarias de fútbol.

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Una de las razones por la cual no hay uniformidad en el diseño de las casas es debido a que varios terrenos se vendieron a través de otras compañías afines a la Junta como eran la Promotora de Viviendas y Solares (PVS) y Antigua Corporación Sociedad Anónima (Ancosa).

“La Junta no tiene apuros para vender por eso dejamos algunos solares vacíos que hasta ahora están. Nosotros hacíamos viviendas de cuatro modelos que tenían dos plantas, pero había otras compañías que hacían sus propios modelos. Otros decidieron comprar solo el terreno”, indica.

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Según el último censo del INEC, La Garzota tiene 7.208 habitantes.

Una de las personas que optó por esa opción fue Milton Hidalgo, que llegó en 1990 a la tercera etapa de La Garzota. “Aproveché que tuve dinero por las ventas de unos libros y compré dos solares en esta etapa. Al principio no había muchas casas y el parque era puro monte”, recuerda Milton que compró dos solares de 180 m² por 360.000 sucres.

Gregor expone que la idea que tenían como urbanistas fue la de crear una ciudadela para la clase media. Actualmente el metro cuadrado está alrededor de $ 80.

Pese a que muchas personas creían que el nombre de la ciudadela se debía a que en el sector se posaban garzas, esto es desmentido por Gregor, que recuerda que en una conversación con el inspector de predios de la Junta, surgió el verdadero nombre. “Antes había un estero que se llamaba La Garzota porque había garzas grandes. Un día nos pregunta Gabriel Roldós, el inspector de predios de la Junta, qué nombre le ponemos al sector y le dijimos que debía ser algo que llamara la atención, por eso quedó ese nombre”, refiere.

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Llegó el comercio

El comercio fue llegando. El primer centro comercial del sector a mediados de los ochenta fue La Garzota, ubicado frente a la primera etapa de la Alborada; aún se mantiene. Luego se edificó el centro comercial Garzocentro 2000, inaugurado en 1988, ahora denominado Garzocentro Mall.

“Siempre pensamos que este sector debía ser residencial, pero igual dejamos espacios para los centros comerciales. La Alborada se benefició de la obra porque tocó hacer la entrada de la avenida Francisco de Orellana y eso ayudó a las personas que iban allá”, indica.

Antes de que la empresa de Gregor entregara las últimas casas en 1998, surgía otro proyecto que cambió la vida del sector: el centro comercial Mall del Sol, inaugurado en 1997.

Gregor destaca que la construcción de este centro comercial ayudó a los moradores del sector porque le dio más valor a los terrenos.

“El Mall del Sol le dio una facilidad comercial a las personas porque agrupó a muchos negocios. Además, el centro comercial ayudó a que se mejoren los servicios básicos de la ciudadela”, dice Gregor.

En la segunda etapa de esta ciudadela, Alfredo Wan notó que poco a poco los negocios fueron llegando en los diez últimos años.

“Yo llegué en el 89, no había nada de negocios. Primero vino un minimarket y luego colocaron un salón y poco a poco se fue dañando el sector”, manifiesta Wan.

Los negocios fueron poblando la avenida Guillermo Pareja. el comercio incluye gasolineras, restaurantes, patios de venta de autos, farmacias, minimarkets, consultorios médicos, peluquerías, etcétera.

Milton recuerda que antes debían caminar varias cuadras para llegar a una tienda de víveres. También recuerda que solo había cuatro líneas de buses que circulaban por La Garzota: 2, 70, 98 y 107.

Gregor piensa que una de las cosas que como compañía constructora dejaron de lado fue la instalación de centros médicos estatales. “Creo que La Garzota necesita centros de salud estatales que no están en el sector. También le hace falta un cuartel de Policía, porque eso era necesario para los ciudadanos. Todo lo que está diseñado como parque en La Garzota lo diseñamos. Toda ciudadela debía contar con sus áreas verdes”, agrega.

Problemas de vecindad

Pero a pesar del progreso que ha experimentado la urbanización, algunos moradores se lamentan por el poco cuidado que les dan a ciertos parques. Hidalgo indica que con sus vecinos se unieron para mantener su área verde.

“Aún nos colaboran la Junta de Beneficencia, fundación Padre Antonio Amador y Transcadia”, dice.

Otro de los problemas que se presentan es la inseguridad, pese a que ya funciona una Unidad de Policía Comunitaria en las calles Eloy Velásquez y Miguel Jijón. Según datos del Centro de Estudio e Investigaciones Estadísticas FCNM-Espol, el robo agravado en los últimos seis meses en La Garzota fue uno de los principales problemas con 51 casos. Le sigue el robo simple con 35 denuncias en la Fiscalía.

“Cuando se comenzaron a abrir los negocios nos unimos los vecinos y colocamos el cerramiento a la entrada de nuestra manzana. Queremos que La Garzota vuelva a ser residencial para vivir con tranquilidad”, manifiesta Wan.

Siempre pensamos que este sector debía ser residencial, pero igual dejamos espacios para los centros comerciales”. ALFREDO GREGOR, constructor de La Garzota

Cuando llegué hace 15 años al sector, aún se construían casas de cemento, había terrenos vacíos, casas de caña y madera”. ALEJANDRO POSLIGUA, morador La Garzota III