El 2026 comenzará con un espectáculo astronómico clásico: las Cuadrántidas, la primera lluvia de meteoros del año, que cada enero marca el inicio del calendario celeste para observadores y aficionados.
El fenómeno estará activo desde finales de diciembre, pero su momento más esperado coincidirá con condiciones que limitarán su observación.
El máximo de actividad está previsto para el 3 de enero, cuando la lluvia alcance su pico anual. En condiciones ideales, las Cuadrántidas pueden producir hasta 80 meteoros por hora, lo que las ubica entre las más intensas del año.
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Sin embargo, en 2026 el evento coincidirá con la Luna llena, cuyo brillo reducirá drásticamente el número de meteoros visibles a simple vista.
A diferencia de otras lluvias más prolongadas, las Cuadrántidas se caracterizan por un pico extremadamente breve, de apenas unas seis horas, durante el cual se concentra casi toda su actividad. Esto las convierte en un fenómeno tan potente como difícil de observar si el momento exacto no coincide con un cielo oscuro.
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El radiante de la lluvia se encuentra en la constelación de Bootes (El Boyero), una región del cielo visible principalmente desde el hemisferio norte, que será el más favorecido para la observación. En el hemisferio sur, la visibilidad será limitada, ya que el radiante permanece bajo en el horizonte.
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Las Cuadrántidas se originan a partir del asteroide 2003 EH1, un objeto rocoso que deja tras de sí un denso rastro de partículas. Al entrar en la atmósfera terrestre, estos fragmentos producen meteoros rápidos y, en algunos casos, bolas de fuego brillantes que podrían ser visibles incluso pese a la luz lunar. (I)
















