Los rayos de sol ingresaban a un dormitorio por varios agujeros, entre pequeños y medianos, que se formaron en el techado de la casa de Ronny Véliz, en la cuarta etapa de la Alborada, en el norte de Guayaquil.
Allí, el vecino que reside desde hace varias décadas en la zona mostró los daños causados en medio del accidente aéreo suscitado la tarde del martes anterior. Una llanta y varios escombros de una pared vecina ingresaron hasta ese dormitorio de la casa de Véliz cuando la aeronave venía en descenso hacia Sauces 1, donde terminó estrellada.
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Como el domicilio del hombre, los propietarios de otras dos viviendas afectadas en la cuarta etapa de la Alborada y Sauces 1, producto de la colisión de una avioneta en la zona, esperan la reparación de los daños derivados del accidente y agradecieron por no tener un peor escenario con más víctimas mortales.
En este trágico episodio dos personas murieron y una quedó herida: el piloto.
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En medio del incidente, la avioneta rozó parte de una pared y techado de una vivienda vecina de tres plantas, luego la llanta y escombros terminaron cayendo en la casa de Véliz, en el lado de la cuarta etapa de la Alborada, y posteriormente el medio de transporte se estrelló con un poste y cayó entre una pared de una casa de Sauces 1, que quedó afectada parcialmente, y un parque, también con daños.
Véliz comentó que en el espacio del dormitorio su hija se encontraba en la computadora cuando se percibió el sobrevuelo a baja altura de la avioneta, la caída de varios escombros que ingresaron por la parte superior de la casa y luego el fuerte estruendo del estrellamiento en una zona aledaña, sobre el costado de Sauces 1.
Luego de varias horas de la emergencia, en la vivienda de Véliz se percataron de la presencia de la llanta de la aeronave sobre un armario de aquel dormitorio donde estaba la hija.
“Casi (las piedras y llanta) golpean a mi hija que estaba en el computador, gracias a Dios mayor cosa que eso no pasó, aparte de la destrucción del techo y tumbado y el fallecimiento de los pobres pilotos. Demasiada suerte para nosotros, pasaron (la llanta y piedras) a dos centímetros de la pierna de ella”, manifestó el morador.
A su vez, el hombre dijo que desconocía en qué tiempo se cumplirá el plazo de reparación de los daños por parte de representantes de una aseguradora que llegaron a la zona.
“¿Van a reparar, en qué tiempo? No sabemos, igual no podemos esperar, me imagino que habrá que reparar”, sostuvo.
Doménica Espinoza, moradora de la cuarta etapa de la Alborada, que reside en la vivienda aledaña a la de Véliz, expuso que el paso de la avioneta también afectó un techado y parte del muro de una bodega situada en la parte superior de la terraza.
La mañana del miércoles mostró varios de los daños que se mantenían en la parte superior de la vivienda. Desde allí también se podían visualizar las afectaciones en la casa de Véliz, que se encuentra en un terreno aledaño.
“Agradecemos a Dios y al piloto que logró esquivar los edificios, porque pudo haberse estrellado con la terraza, la casa de vecinos o las casas contiguas, el avión se estrelló con el poste que amortiguó la caída y no siga avanzando, si no hubiera más daños y fallecidos”, dijo la moradora.
A su casa, como el resto de inmuebles, llegaron funcionarios municipales y asimismo personal de una aseguradora para analizar los arreglos que se deberán ejecutar en estos predios.
En una tercera vivienda, situada en Sauces 1, sus ocupantes, dos adultos mayores, no se encontraban en la casa esta mañana. Tras el accidente, ellos resultaron afectados emocionalmente, incluso autoridades municipales trataron de darles soporte emocional.
Cuidador de carros y moradora de Sauces 1 cuentan cómo asistieron a piloto tras caída de avioneta
Allan Hacay, director de Riesgos municipal, indicó que la reparación de daños en un parque correrá a cargo de la entidad, mientras que para los arreglos de inmuebles particulares afectados se espera la activación del seguro de parte del ente de aviación civil.
Mientras tanto, durante esta mañana en los locales aledaños de la avenida José María Roura se empiezan a retomar las actividades.
Por ejemplo, el despacho de panes en el negocio de Miriam Moya se reanudó mientras sus clientes, en su mayoría moradores, aún tratan de entender las circunstancias del accidente aéreo suscitado en frente de ese negocio, situado en la avenida José María Roura, que limita la zona de Sauces 1 y la cuarta etapa de la Alborada.
Entre ellos aún existía conmoción por lo acontecido en esta emergencia que derivó en la muerte de dos de los tres ocupantes de la aeronave. El piloto sigue en un hospital privado.
En medio del despacho de los panes, pasadas las 08:30, Moya contó que la tarde del martes no se encontraba en el sitio por una casualidad. Mientras descansaba en su vivienda, una nieta le cambió la configuración de la hora a su teléfono celular y se hizo tarde para llegar a abrir su negocio. Por ello, se atrasó y no tuvo estacionada su camioneta como tradicionalmente lo hacía sobre la acera donde cayó la aeronave.
“Nos atrasamos, como nunca no nos molestamos ni nada. Estamos sorprendidos, gracias a mi pequeñita y papito Dios sabe por qué hace las cosas”, contó la mujer, mientras entre sus clientes se mantenían los comentarios en torno a lo sucedido con la aeronave.
Durante esta mañana, centros estéticos, farmacias y tiendas de abastos ya han abierto sus puertas, pero el tráfico sigue limitado solo para vehículos de vecinos y de entidades de instituciones específicas. Por ahora, sigue la reposición del cableado de telefonía y telecomunicaciones que resultó afectado por la caída de un poste.
Atención en salud
Sobre unas aceras de la av. José María Roura, esta mañana, una ambulancia se mantuvo cerca del punto del accidente, así como varias camionetas municipales, además de una carpa de asistencia médica para la toma de signos vitales y asistencia psicológica.
Dos brigadas de médicos asistieron a unas 30 personas, en su mayoría adultos mayores que presentaron cuadros de hipertensión e hiperglicemia por el incidente aéreo. Ellos estuvieron recorriendo varias zonas de las ciudadelas.
En la zona del estrellamiento asimismo había una mancha negra y otros rastros del incendio que se generó después del accidente. (I)