Rosario de 48 años no podía creer que sus manos estaban llenándose de “granos” en forma de “bombitas de agua”. Ella interrumpió su jornada laboral al darse cuenta de que las palmas de las manos y pies las tenía copadas de estos brotes.

Ella comentó que al desconocer de la situación se untó una crema para hongos que le compró su esposo, pero tuvo un desenlace peor: las bombas de agua empezaron a reventarse y formarse llagas profundas.

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Estas lesiones también se le presentaron en la boca junto con malestar. Ella es uno de los pocos adultos afectados con este síndrome conocido como manos, pies y boca.

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Según cifras del ministerio, al momento, se registran 63 casos en la Zona 8 (Guayaquil, Durán y Samborondón).

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Juan, el esposo de Rosario, explicó que creen que ella se pudo contagiar por niños de su familia que presentaron este mal.

Menores quedan con secuelas de los brotes en la piel. Foto: Jazmín Solís.

“Ya poco a poco se me están secando estos granos, me duró una semana, pero sí es desesperante verte así, parece que no se van a salir nunca, la piel queda manchada”, lamentó ella.

El doctor Cristian Pin, quien tiene su clínica en Flor de Bastión, explicó que durante la semana se dieron 37 casos, entre ellos un adulto, el resto niños.

Él explicó que este síndrome puede mantenerse debido al clima y que es mejor evitar el contacto con menores que tienen esta enfermedad, lavarse continuamente las manos, usar gel antibacterial, entre otras medidas de prevención.

Añadió que la mayoría de los casos se han presentado en grupos familiares, específicamente en niños desde los 3 a 7 años que tienen mayor incidencia a enfermarse con este virus. (I)