Se llama Denisse y tiene 36 años. Lleva puesta una ropa con una tela tan fina que pareciera transparente. Además viste una salida de cama de color negro con la que medio se cubre y unas zapatillas. Está sucia, despeinada y deambula por las calles Vélez y 6 de Marzo, en el centro de Guayaquil.

Ella es una de las tantas personas consumidoras de droga que recorren el centro de la urbe. Sin embargo, su caso llama más la atención de quienes la ven, ya que da la impresión de que tuviera epilepsia debido a los movimientos bruscos que tiene, carentes de consciencia, que la llevan a tirarse al piso.

Publicidad

‘Mi hijo durmió 14 horas, pasaba somnoliento y hasta vomitó': niños y jóvenes en Guayaquil afectados por consumir clonazepam para cumplir reto viral en redes sociales

Su comportamiento quedó registrado cuando unos vecinos de esa zona grabaron la escena y esta fue viralizada en redes sociales.

La doctora Julieta Sagñay, quien lidera el programa Un Futuro sin Drogas, alertó de que este tipo de comportamientos se da a causa de la mezcla de heroína con otros fármacos.

Publicidad

“Se están mezclando nuevas sustancias y fabricando drogas artesanales que están cambiando el comportamiento adictivo. Escucho a jóvenes hablar de la droga ‘zombi’”, comentó la doctora.

El doctor Orlando Pin, experto en salud pública, manifestó que es lamentable ver cómo jóvenes desde 11 años consumen “hache”, compuesta de restos de heroína, benzodiacepinas (inductor del sueño, sustancia que los “hace volar”), alquitrán de hulla y hasta mínimas dosis de racumín. La combinación de estos componentes es altamente adictiva.

Ambos especialistas manifestaron que este panorama es complejo, pues aquí no se realizan las pruebas completas para conocer con exactitud las mezclas que han consumido.

El parque El Mundo de los Niños está tomado por recicladores y consumidores, en cooperativa Santiaguito Roldós

Julieta Sagñay agregó, por ejemplo, que hay 18 variantes de fentanilo reconocidas en otros países, como México. Una de ellas es el carfentanil, un opioide sintético derivado del fentanilo; su potencia es 10.000 veces mayor que la de la morfina y 30 veces mayor que la del fentanilo.

Esto no nos puede parecer normal; las autoridades necesitan levantar una alarma epidemiológica y tamizar las sustancias para evitar que mueran los jóvenes, pues, además de este efecto “zombi”, existe un incremento de otras enfermedades, como VIH, sífilis, tuberculosis, entre otras más, expresó la especialista.

“En ocasiones, otros adictos aprovechan su condición para abusar de ella, aprovechando la noche, en que ya no pasan muchas personas”, comentó.

Vecinos de esa zona pidieron una intervención inmediata, porque este no es el único caso de consumidores que deambulan con este tipo de comportamientos por las calles del centro. (I)