Se llama Denisse y tiene 36 años. Lleva puesta una ropa con una tela tan fina que pareciera transparente. Además viste una salida de cama de color negro con la que medio se cubre y unas zapatillas. Está sucia, despeinada y deambula por las calles Vélez y 6 de Marzo, en el centro de Guayaquil.