Cecilia Maldonado, una guayaquileña de 58 años, dedicó 26 de ellos a forjar su empresa en la industria de la confección. Tuvo más de nueve colaboradores, once máquinas en su taller, contratos con distribuidores y hasta proveía del vestuario a empresas. Sin embargo, al llegar la pandemia todo se paralizó y cerró por completo la producción de su empresa.