La expectativa de que se culmine la obra en la calle Teodoro Alvarado Oleas, en el norte de Guayaquil, poco a poco disminuye entre los moradores de la cooperativa Carlo Magno, sector que colinda con la vía. El cabildo había anunciado que para finales de enero de 2025 estaba prevista la entrega de la obra. Sin embargo, esta fecha no se cumplió y ahora, en marzo, se anuncia la paralización del proyecto por la deuda que mantiene el Gobierno central con el Municipio de la ciudad.
En julio de 2024, el Municipio de Guayaquil indicó que se reanudaron los trabajos que estuvieron suspendidos por cuatro meses, a la espera de que las Fuerzas Armadas otorguen el permiso necesario para el ingreso de la maquinaria. Hasta diciembre, el cabildo mencionó que la obra llevaba un 75 % y se proyectaba su entrega en enero de este año.
Durante su enlace radial, el alcalde Aquiles Alvarez mencionó que este proyecto está dentro de los que registran paras por los montos pendientes de pago por parte del Gobierno central.
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El alcalde de Guayaquil señaló que trabajos en Monte Sinaí, en un centro de salud en la isla Puná, el alquiler de maquinaria para la época invernal, el mantenimiento de pasos peatonales y trabajos en el carril exclusivo de la Metrovía de la troncal 4 se verían afectados por este tema.
“A partir del lunes la deuda llega a los 100 millones de dólares, y aprovecho para decirle a la gente, para contarle que ya hay actividades paralizadas”, denunció Alvarez este miércoles, 26 de marzo.
Con este anuncio, los moradores de zonas cercanas a obras municipales, conductores y ciudadanía en general señalan que esto incrementará la molestia que regularmente se tiene durante el desarrollo de los trabajos.
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Sandra Reinoso, moradora de la cooperativa Carlo Magno, asegura que esto implicará “muchos meses más de polvo y de mantener sus ventanales cerrados por la bulla de las máquinas”. “Ya nos dijeron que iban a terminar ahora en enero, y nada, seguimos esperando por esta obra que pareciera que tiene años y no se termina”, señaló.
Otra moradora de la zona manifestó que se ha convertido en una constante escuchar la maquinaria y observar a vehículos esquivar las zonas que aún no están completas en la Teodoro Alvarado. Esto sumado a la falta de iluminación en el área. “No es un buen anuncio. Esto significa que vamos a seguir con zonas abiertas o inconclusas varios meses más”, expresó.
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Alvarez indicó que las labores afectadas en la Teodoro Alvarado son las de la parte eléctrica. El impacto a proyectos, mencionó la autoridad, también llega al que se ejecuta en la avenida de las Américas, en el sector de Pare de Sufrir.
En esta zona se desmontó una parada de la Metrovía para mejorar la movilidad en esta arteria vial.
Lucas Aguirre, estudiante que llega hasta la estación del sistema de transportación masivo que hay en ese sector, señaló que un tiempo extra de trabajos en la avenida derivaría en alta demanda vehicular en horas pico.
“Lo que se está buscando es que aquí el tráfico avance. Creo que paralizar una obra que estaba encaminada va a ser malo porque el material queda a un lado y a la larga va a afectar a quienes transitan o se mueven por las Américas, porque los trabajos se alargan y no se llega a esas soluciones prometidas”, añadió.
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Según expertos, hay un factor que también se debe tomar en cuenta cuando hay una paralización de proyectos y que incide en el tiempo de ejecución de la obra. Guillermo Pacheco, director de la carrera de Ingeniería Civil de la Universidad de Guayaquil, señaló que los materiales al estar expuestos (durante una suspensión) deben ser evaluados en el momento de retomar los trabajos.
“Siempre tiene que haber una evaluación de la situación actual de los materiales. Puede ser que la obra esté abandonada, pero tiene que haber un plan de mantenimiento de la estructura en estado de abandono. Así la obra esté paralizada, debe haber un plan de control de materiales”, señaló. (I)