Colocar camaretas en los monigotes, manipular chispeadores o fuegos artificiales, aunque es parte de una costumbre muy arraigada que se tiene en el país, en varios casos deriva en accidentes que atentan contra la vida de los niños o les deja marcas irreversibles.

Cada año en diciembre los hospitales reportan la llegada de los menores con quemaduras de diferente grado o, lo que es peor, con afectaciones que terminan en extremidades amputadas.

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La historia es similar en todos los casos: niños que adquieren pirotecnia a escondidas de sus padres, la manipulan y les explota en las manos o cerca, o niños que se encuentran camaretas en algún sitio del barrio y por curiosidad la toman y detona.

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La afluencia de este tipo de casos va al alza pasada la Navidad.

De hecho, el pasado 26 de diciembre, el hijo de Alexandra Miño llegó al hospital Francisco de Ycaza Bustamante por una emergencia en la mano derecha. Él había encendido un ‘volcán’ de luces que compró junto con otros amigos.

Explosivos, manipulación fatal

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“Él había tenido ese volcán en la mano y en lugar de dejarlo en el piso se quedó con ese aparato. Eso se abrió o se derritió y le quemó la mano. La mano se le puso como si estuviera carbonizada, fue horrible”, contó Miño.

El menor de 11 años fue llevado de emergencia al hospital y allí constataron que se trataba de una quemadura de segundo grado. Estuvo hospitalizado varios días hasta calmarle el dolor y realizar las limpiezas correspondientes.

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Quemaduras de segundo y tercer grado figuran entre las lesiones más comunes por uso de pirotecnia. Foto: El Universo

Al menos cinco casos como el del hijo de Miño ya se han recibido en el hospital hasta este 29 de diciembre. Uno de ellos terminó en una amputación, mientras que los otros registraron quemaduras de segundo y tercer grado.

Las edades de menores que regularmente llegan con quemaduras o heridas por pirotecnia se sitúan entre los 11 y 14 años.

Mientras, en el hospital de niños Dr. Roberto Gilbert, de la Junta de Beneficencia de Guayaquil, la Unidad de Quemados, que brinda soporte en estos casos particulares, durante el 2023 ha registrado un promedio de doce casos, de los cuales cinco han sido hospitalizados y siete ambulatorios.

Lissette Flores, cirujana plástica y responsable del servicio de cirugía plástica del hospital Francisco de Ycaza Bustamante, indicó que el número de menores afectados suele incrementarse entre el 30 y 1 de enero, es decir, en el marco de la tradicional quema de los monigotes.

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“En esos días aumenta la incidencia y eso es por la exposición. ¿Por qué decimos exposición?, porque a veces el padre no lo compra, pero el niño está expuesto a que en medio de su juego se encuentre con pirotecnia que no se activó y lo lastime”, explicó Flores, quien dijo que al menos el 40 % de los casos que se atienden son de niños espectadores.

Las lesiones por los dispositivos pirotécnicos van desde mutilaciones, lesiones visuales y auditivas severas hasta quemaduras de primero, segundo y tercer grado (en zonas como manos, rostro, torso). El estrés postraumático también es otro de los efectos de este tipo de accidentes y no solo para el niño, sino para la familia.

¿Qué se debe hacer en caso de quemaduras o heridas por pirotecnia?

  • La primera recomendación que hacen los doctores es que se evite la manipulación de pirotecnia por parte de los niños.
  • Si se genera un accidente con estos dispositivos, lo primero que debe hacer el adulto responsable del niño es retirarlo del lugar. Los traumatismos oculares, mutilaciones y lesiones en el rostro son los cuadros más comunes.
  • En caso de una quemadura por explosivo se debe evitar el uso de tratamientos alternativos como la sábila, aceite, tierra, tomate o clara de huevo. Estos productos dilatan el proceso de curación de la herida y pueden provocar infecciones.
  • Al detectar una quemadura, se puede frenar el efecto de esta colocando únicamente agua, pero sin frotar.
  • De inmediato, se debe trasladar al niño que ha estado expuesto a la explosión de la pirotecnia hasta una casa de salud para que reciba atención. (I)