La tarde de juegos de Jesús, de 11 años, pasó de la diversión a la tragedia. Estaba en el parque de la manzana 1577 del sector de Lotes de Servicio de Alegría jugando con otros niños cuando entre sus manos tomó un artefacto explosivo que se activó y le destrozó la mano derecha.

La tarde del viernes, 22 de diciembre, a eso de las 17:00, Jesús salió como todas las tardes a jugar pelota a una de las canchas que está dentro del parque que queda junto a la escuela Humberto García Ortiz.

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Niño de 10 años perdió la mano por detonación de artefacto explosivo

Una hora después, hasta la vivienda de Jesús, que está a pocas cuadras del parque, se escuchó un estruendo que incluso provocó que los ventanales vibren.

“Yo pensé que era una bomba, salí un ratito a la puerta y a lo lejos vi a mi esposo que venía trayéndomelo al niño en los brazos, lleno de sangre”, cuenta la mamá del menor.

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Jesús había encontrado en una de las esquinas del parque un objeto con forma de pelota, redondo y un poco más pequeño que una naranja.

Primero lo lanzó al piso para ver si rebotaba o hacía algo, pero al no ver ninguna reacción lo tomó nuevamente del piso y lo lanzó al aire. Fue en ese momento cuando ese objeto explotó y le destrozó la mano.

Partículas de esa especie de pelota le cayeron sobre el rostro ocasionándole heridas en la zona de los ojos y mejillas, producto de la explosión también perdió un diente y sufrió una quemadura en el pecho.

El parque está ubicado en la manzana 1577 del sector Lotes de Servicio de Alegría, en el norte de Guayaquil. Foto: José Beltrán

“En serio, yo sé que fue un milagro que mi hijo esté vivo porque todos me dicen que eso fue una bomba. Yo cuando agarré a mi hijo él no tenía ninguno de los deditos”.

Luego de la explosión, y sus padres sin saber qué hacer, le amarraron una camisa en la mano para evitar que se desangre. Jesús estaba inconsciente cuando fue llevado primero a una UPC del sector para solicitar ayuda.

Una ambulancia llegó hasta ese sitio y lo trasladó al hospital Francisco de Ycaza Bustamante en donde al momento recibe atención.

Yo cuando agarré a mi hijo él no tenía ninguno de los deditos”.

Madre del niño que perdió su mano por detonación de artefacto.

“Cuando íbamos en la ambulancia y él ya estaba consciente, él me dijo: ‘Mamá, yo sé que no tengo mi manito, yo lo sé'. Él se tocaba la cara porque pensaba que todo le había explotado y destrozado la cara también”, relata la madre del menor.

Ha tenido dos intervenciones. Una fue para limpiarle la pólvora que tenía en los ojos y le nublaba la visión y para suturarle heridas. Él tiene al menos ocho puntos en diferentes partes del rostro por las salpicaduras del objeto al momento de la explosión. La otra operación fue la de la amputación.

Jesús, quien aún está hospitalizado, pregunta a su madre cuándo volverá a clases. Él le dice que espera que le coloquen “una mano de robot”.

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En el siguiente año lectivo, el niño de 11 años va al primer curso de colegio. Por ahora, lo que le preocupa a su madre es que cuando regrese a clases luego de Fin de Año o en el siguiente periodo, su hijo sufra discriminación por la amputación.

“Yo por él estoy fuerte, porque esto será duro, durísimo”, dice la mujer, quien es el sustento de su hogar conformado por seis personas. Vive junto a sus otros tres hijos y su esposo, quien al momento está desempleado.

Ella está pensando si mantendrá su trabajo, ya que, asegura, los cuidado de Jesús le demandarán la mayor parte del día.

Por ello, espera recibir algún tipo de ayuda para los cuidados posteriores que requerirá su hijo para su recuperación. Asimismo, anhela que el hecho se investigue para que este tipo de casos no vuelvan a afectar a niños inocentes como Jesús. (I)