Por segundo año consecutivo, los católicos vivirán la Semana Santa con restricciones, debido a la pandemia de COVID-19. En el caso de Guayaquil, la tradicional procesión del Cristo del Consuelo no se desarrollará con la presencia de feligreses, sino en forma virtual.

Religiosos han pedido que esta semana sea tomada para reflexionar y pedir por aquellos que están viviendo momentos difíciles al haber perdido a un ser querido por el virus, o quienes luchan una batalla para librarse de esta enfermedad.

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Luis Armando Gómez es párroco del Cristo del Consuelo, en el suroeste porteño. El religioso explicó lo que representa cada día de la Semana Mayor, una de las fechas más importantes del mundo católico.

En el Domingo de Ramos, dijo, se celebró la entrada triunfal de Jesús a Jerusalén, en la que fue aclamado como Rey por la muchedumbre que lo seguía. Es por ello que se realiza la misa con la bendición de los ramos, pues quienes acompañaban a Jesús lo hacían con objetos como palmas.

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“Jesús nos enseña a servir. Él nos enseña a ser humildes. ¿Qué es la humildad? La capacidad que tiene el hombre de despojarse de ciertas condiciones, de ciertos títulos, de ciertos rangos. En este caso, Jesús se despoja y se mete en el pueblo, les hace saber que es un Dios cercano”, explicó.

Y agregó: “La invitación del domingo es a dejar que Jesús reine, que Él sea el que gobierne nuestra vida. Si le permitimos eso a Jesús, cambiamos nuestra manera de pensar, de ver el mundo, de sentir, de relacionarnos y de ser y estar con nosotros”.

Gómez manifestó que el lunes, martes y miércoles en las iglesias se abren espacios para que los feligreses se confiesen. ”Debemos reconocer que somos pecadores, reconocer nuestros límites, la vejez, la enfermedad, la muerte, son límites que la naturaleza nos pone. Esta pandemia es otro límite. Es reconocer nuestra pequeñez y reconocer que necesitamos de una presencia más fuerte a la nuestra para que nos apoye, para que nos ayude”, sostuvo el religioso.

Costumbres olvidadas de Semana Santa

Explicó que el Jueves Santo está dividido en tres momentos. El primero, la institución de la eucaristía, al realizar la última cena con los discípulos. “Jesús nos invita a sentarnos con él, y es una comida de servicio, Jesús se quita el manto, lava los pies, un oficio que únicamente lo hacían los esclavos”, dijo Gómez.

El segundo momento: la institución del sacerdocio. “Al decir ‘hagan esto en memoria mía’. Cada vez que los sacerdotes se reúnen, se encuentran con el pueblo, hacen lo que Jesús hizo con los discípulos, es decir, partir, repartir y compartir la cena eucarística, es una acción de gracias, es un memorial en que se recuerda que Jesús se queda y se renueva constantemente para crear, alimentar y fortalecer la vida espiritual de la comunidad”, explicó el religioso.

El tercer momento, según Gómez, es el mandamiento del amor fraterno. “El amor infinito del Padre manifestado en Cristo, la eucaristía nos abre a querernos unos a otros, crea fraternidad, es amar a nuestro hermano, es buscar la justicia, la reconciliación, la unidad”, añadió.

En los evangelios de san Lucas, san Juan, san Marcos y san Mateo, recogidos en las Sagradas Escrituras, se retrata que ese día se produjeron cuatro acontecimientos claves: la última cena, el lavado de pies, la oración en el huerto de Getsemaní y la traición de Judas.

El Viernes Santo se conmemora la pasión de Cristo y el viacrucis. “Jesús nos enseña que la cruz salva, que la cruz redime, que la cruz dignifica, en tanto que denuncia al mal, la injusticia que hay. Es perdón porque desde la cruz nos enseña a perdonar, incluso al que nos está matando. Es vida porque Jesús no se queda ahí, Él resucitará, porque la cruz para nosotros los cristianos es resurrección”, expresó Gómez.

La Semana Santa en nuestra ciudad de antaño dio paso a múltiples costumbres

En las iglesias, durante el Viernes Santo, en horas de la noche, se tapan las imágenes religiosas, se quitan arreglos florales y manteles. “Hacemos vigilia, oración, acompañamos a nuestro difunto, estamos tristes. Ha muerto el Mesías, el Salvador”, refirió.

El Sábado Santo se desarrolla la vigilia pascual. Se recuerda la interrogación de Herodes y Pilato, la flagelación, coronación de espinas y crucifixión de Jesús. “En la misa especial recordamos a un Jesús que es luz del mundo para la humanidad”, afirmó el sacerdote.

Finalmente, el Domingo de Resurrección es el día de mayor felicidad para los católicos, pues Jesús venció a la muerte. En las misas se celebra encendiendo el cirio pascual.

“Se recuerda que la muerte no tiene la última palabra, que Jesús ha salido del sepulcro y que ahora sigue viviendo en nuestros corazones. Él nos invita a amarnos, a querernos, a construir la paz, la fraternidad, valores de justicia, de cercanía, de hermandad, de solidaridad. Es una nueva manera de pensar y de actuar, de estar en este mundo y de ser”, indicó Gómez. (I)