Una vivienda ubicada en la cooperativa Santiaguito Roldós, en el sur de Guayaquil, acogía hasta este martes al menos a 25 niños pese a la prohibición que existe de que haya clases presenciales para evitar la propagación del coronavirus.
En el lugar se verificó que todos eran menores de 5 años.
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En la sala de la pequeña casa había pupitres, mesas, pizarras y material para que los menores trabajen. Por ello, los vecinos que denunciaron la situación sostuvieron que la vivienda funcionaba como un aula de clases.
Ningún menor usaba mascarilla, tampoco las tres maestras que estaban en el lugar y que dijeron a los vecinos que tenían permiso municipal para funcionar al ser cuestionadas por la llegada de niños.
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Sin embargo, al arribar elementos de la Policía admitieron que no tenían ningún permiso.
Quien se identificó como encargada del lugar indicó que los menores permanecen en la vivienda tres horas cada día, de 08:00 a 11:00, y que estarían reforzando los conocimientos adquiridos en las clases virtuales porque los niños no estarían aprendiendo bajo ese sistema.
Un policía del sector entró al lugar, luego de una denuncia ciudadana, y verificó que ni siquiera se respetaba el distanciamiento entre los menores.
A las 10:00 llegó Andrés Moncayo, jefe operativo de Justicia y Vigilancia. Él indicó que se iba a realizar una clausura operativa y se llamó a los padres para que retiraran a los niños.
Moncayo mencionó que debe establecerse si la casa funcionaba como escuela o guardería.
Añadió que al dueño de la vivienda se lo multaría con hasta cuatro salarios básicos ($ 1.600) por irrespeto a las medidas para contener los contagios de COVID-19 y por falta de permisos de funcionamiento. (I)