Con las manos llenas de pintura e incluso su ropa y rostro, Melanie Padilla y Ámber Arias recorren diferentes zonas de Guayaquil para plasmar su arte en paredes grises. A ellas le acompañan fundas con decenas de aerosoles y tarros de pintura, también abrigos y gorras para soportar el sol inclemente mientras dibujan y pintan.