Luis, de 15 años, acudió a sus clases normales en el colegio, sin ningún malestar, el viernes 8 de julio. Pero esa condición cambió a las pocas horas: la temperatura subió hasta 39 grados y empezó a debilitarse, por lo que el departamento médico del plantel llamó a sus padres para que lo fueran a retirar.
“En casa siguió con fiebre, escalofrío y empezó a toser. En la noche lo llevamos al hospital, le hicieron exámenes y nos indicaron que podría ser COVID-19. El lunes (11 de julio) tenemos que hacerle la prueba para confirmar o descartar”, comentó la mamá del adolescente, quien al igual que su familia no ha recibido el primer refuerzo o tercera dosis contra este virus.
Publicidad
A Luis le debían aplicar la inmunización, según el cronograma del Ministerio de Salud (MSP), a mediados de marzo. “Por descuido, se nos pasó la fecha. Además, porque varios conocidos que se han vacunado con las cuatro dosis igual se han enfermado, entonces no sé qué tan beneficioso es”, justificó esta madre guayaquileña.
A nivel nacional, el 39 % de la población (6,5 millones) ha recibido el primer refuerzo contra el COVID-19, luego de las primeras dos dosis, según cifras del MSP. Mientras, el segundo refuerzo o cuarta dosis, que solo la deben recibir los mayores de 18 años, la han aplicado a menos de un millón, 826.138 habitantes.
Publicidad
Y mientras menos gente acude a recibir las vacunas, los casos de COVID-19 registran un incremento en los últimos días, en el país. El 5 de julio hubo 1.214 casos confirmados y el 6 de julio subió a 1.586, según el último reporte del MSP.
Ante esta realidad, expertos hacen un llamado a la población a que acudan a los centros de inmunización para recibir su esquema completo, garantizando la protección inmunitaria frente al COVID-19.
Con la inmunización se desarrollan anticuerpos contra el COVID-19. Cuando nos ponemos la dosis de refuerzo es para mejorar, fortalecer la memoria inmunológica, robustece el escudo inmunológico
Wilson Tenorio, presidente del Colegio de Médicos del Guayas.
Washington Alemán, especialista en enfermedades infecciosas, destacó que con la vacunación también se disminuye el riesgo de que los pacientes evolucionen a una enfermedad más grave, reduciendo así también la mortalidad.
Y aunque la protección de las vacunas era, en promedio, de seis a doce meses, actualmente esa cobertura inmunológica no se puede generalizar por las nuevas variantes. Así lo explicó el experto Alemán: “Por ahora, nadie puede garantizar que va a tener una protección de seis meses, eso decíamos con las variantes anteriores. Las nuevas vacunas probablemente van a tener mejor protección”, indicó.
No obstante, Alemán aseguró que aquellas personas que han recibido las inoculaciones y se contagian con el virus van a tener una mejor evolución que los no vacunados. “Les da una simple afectación gripal y nada más”, añadió.
Eduardo Cedeño, director del distrito de salud 8 de la Zona 8 (Guayaquil, Durán y Samborondón), que abarca a la zona del noroeste, vía a la costa hasta Posorja, aseguró que están abastecidos en las unidades con tres biológicos: Pfizer, Sinovac y Cansino.
“No bajemos la guardia, debemos recibir las dosis en el tiempo que nos corresponda”, refirió el funcionario, aunque también pueden asistir aquellas personas que por diversos motivos no han completado o iniciado el esquema.
¿En qué provincias de Ecuador es imperativo el uso de mascarilla contra el coronavirus?
Los tres expertos coincidieron en que se deben mantener los cuidados de bioseguridad, como el uso de mascarilla.
Desde fines de abril ya no era obligatorio en espacios abiertos y cerrados del país, con excepción de establecimientos de salud, luego que el Gobierno declaró “controlada la pandemia” por la reducción de casos y tras haber alcanzado una cobertura del 83 % de la población con las primeras dos dosis.
Con esa decisión, las pruebas para detectar el virus también disminuyeron, aseguró Tenorio, del Colegio de Médicos, y sugirió: “Hay que reanudar el tamizaje, reforzar los cercos epidemiológicos, identificar los sectores más afectados para tomar medidas de prevención”.
Y aunque no es obligatorio el uso de cubrebocas, el Comité de Operaciones de Emergencia (COE) nacional recomendó -en la reunión del 7 de julio- el uso de este insumo en sitios cerrados y abiertos con aglomeraciones.
En algunos colegios, los directivos han alertado a los padres que ante cualquier síntoma respiratorio no enviar a sus hijos a clases. La misma recomendación hacen los especialistas de salud: si alguien presenta fiebre, tos, malestar, dolor de garganta, signos que podrían confundirse con un resfriado o influenza, deben ser valorados por un médico y jamás automedicarse. En los centros tipo C, como el de Bastión Popular, Ciudad Victoria, Posorja, entre otros, hay un área de triaje exclusivo para enfermos con afecciones respiratorias, según el MSP.
La vacunación se aplica desde los tres años en adelante. De 3 a 11 años reciben dos dosis con un intervalo de 28 días de diferencia; de 12 a 17 años son tres dosis, la tercera es a los cuatro meses de la segunda; aquellos de 18 a 49 años tienen tres inoculaciones, la última con un lapso de cinco meses; y los mayores de 50 deben aplicarse cuatro vacunas, la cuarta es a los cuatro meses del anterior refuerzo.
En el caso de menores o adultos con enfermedades catastróficas o inmunosupresoras, los dos refuerzos se pueden aplicar a los cuatro meses de la anterior dosis. También, el segundo refuerzo o cuarta dosis se aplica a mayores de 18 que pertenezcan a grupos estratégicos, como personal de salud, del Cuerpo de Bomberos, Fuerzas Armadas, Policía, de Municipios, docentes, pacientes con enfermedades crónicas, personas privadas de la libertad, migrantes, recolectores de basura, cuidadores de personas vulnerables, trabajadores sexuales, entre otros. (I)