Con incertidumbre y pocas ganas de abrir las puertas de sus pequeños negocios ubicados en la avenida Isidro Ayora, en el norte de Guayaquil. Así se encontraban comerciantes la tarde de este jueves, 26 de septiembre.

En Sauces 3, el corte programado por la Corporación Nacional de Electricidad (CNEL) se inició a las 15:00, lo que afectó las ventas vespertinas de las decenas de locales que están en ese sector.

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Gabinetes, lavanderías, imprentas y restaurantes han dejado de vender entre un 20 % y 60 % desde el lunes 23 de septiembre, cuando empezaron los apagones derivados de la crisis energética que atraviesa el país.

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En este sector del norte de la urbe, los vendedores, pasadas las 16:30, optaron por sacar sillas plásticas y sentarse en el ingreso de los locales para captar clientes o informarles de la falta de energía.

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“No hay luz, pero vuelva a eso de las ocho (de la noche) para agarrarle el pedido y entregarle mañana. Por favor, déjeme la ropita, yo mañana se la entrego sin falta, disculpe la demora que usted sabe que es por los cortes”, decía el colaborador de una lavandería de Sauces 3.

En este local pasaron de recibir ropa de unas 35 personas a lo largo del día a 10. Este jueves, además de los cortes de energía, tuvieron que lidiar con una suspensión del servicio de agua potable. “Pudimos trabajar solo dos horas en todo el día, aparte de estar sin luz, no tuvimos agua”, señaló el trabajador.

A pesar de que en los negocios se utilizan focos recargables, los propietarios aseguran que los clientes no llegan. Foto: José Beltrán

El propietario de un local de plásticos y útiles escolares contó que, en su caso, las ventas bajaron un 60 % y 70 %. El horario de cortes que rige en el sector coincide con el lapso que más clientes recibe.

“Yo vendo más desde las 16:00 hasta las 21:00, ahora tengo un corte de 15:00 a 20:00. Aunque hay luz natural hasta las 18:00 por ahí, la gente no quiere salir y yo no vendo nada. No sé cómo vamos a llegar a fin de mes o si aguantaremos una semana o un mes más con cortes”, dijo el hombre, quien abrió su negocio hace poco más de cuatro meses.

Una cafetería, que regularmente cocina y envasa coladas y jugos para desayunos y meriendas, pasó de cocinar avena y fruta en una olla que le rendía unos 50 vasos y tarrinas para menos de 20.

“Cocinar mucho es a pérdida porque la gente no viene, se guarda también por la inseguridad. Los pocos que salen con alguna linterna no necesariamente salen a comprar comida, salen por algo muy urgente como revisar si su carro está bien o comprar algo en alguna farmacia”, manifestó el dueño del local.

El sector en el que está ubicado el restaurante tiene horarios de cortes que van desde las 15:00 hasta las 20:00, horas ‘pico’ de ventas.

Otro restaurante de Sauces 2 pasó de vender más de 60 almuerzos a 25 o 30. Los cortes programados en esta zona regularmente son entre las 09:00 y 15:00, en la hora más alta de ventas. El propietario optó por abrir a las 06:00 (una hora antes de lo habitual) y vender su producción de bolones, encebollados, secos y pocos almuerzos hasta máximo las 13:00.

“Debemos centrarnos en una producción y le apostamos a los desayunos, así que ahí producimos bastante y hacemos pocos almuerzos porque no alcanzamos a preparar todo en tan pocas horas. A veces alcanzamos a licuar todo y podemos hacer más, pero a veces no se puede y ya solo vendemos lo que podemos”, dijo el dueño.

En Sauces 2, en cambio, se ha optado por cerrar los locales por la mitad de las horas de los cortes. Aquí, comerciantes aseguran que las ventas han bajado un 40 %. Una barbería ubicada en la av. Antonio Parra Velasco dejó de facturar entre $ 30 y $ 50 diarios.

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“Nadie va a cortarse el cabello en un sitio sin luz. Lo que hacemos aquí es recibir clientes hasta que tenemos algo de luz natural y luego cerramos. Hemos querido abrir pasado el corte, pero es inútil porque la gente no sale”, contó un trabajador del local.

Otra barbería de esta zona adquirió máquinas para cortar cabello que son inalámbricas. De esta manera, aseguran, pueden atender a más clientes. La misma dinámica adoptaron en un local de Pascuales en el que realizan cortes de cabello para hombres con máquinas que funcionan a pilas y con cargas.

Los dueños de los pequeños negocios en estas zonas del norte piden a las autoridades que se revisen los horarios y se roten durante la semana.

“Que el ministerio rote los horarios por día, si es que no los quieren quitar, y así podamos vender y tener ingresos para sostenernos. Que al menos se los revise para los fines de semana”, manifestaron. (I)