La compleja situación que se presentó en la morgue de Guayaquil recientemente, a causa del daño en dos contenedores, provocó que los cuerpos en estado de descomposición fueran expuestos no solo a familiares directos, sino también a ciudadanos que ingresaron a realizar el retiro de otros cadáveres.
Incluso algunos lograron grabar ese escenario de los cuerpos entregados a los familiares poco a poco.
Este lunes, 17 de junio, la situación en los exteriores era diferente. Ya no había olores putrefactos y la espera para la entrega de cadáveres era de entre 12 y 24 horas, como regularmente se realiza.
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Sin embargo, expertos en medicina legal y en derechos humanos explicaron que esta situación podría repetirse en Guayaquil si no se toman medidas en la morgue.
El doctor Juan Montenegro, exjefe del Servicio de Medicina Legal, explicó que la capacidad de almacenamiento de cuerpos no abastece en una ciudad como Guayaquil, en la que las muertes violentas copan los espacios e incluso la capacidad operativa.
“Hay una deshumanización de los cuerpos y un maltrato a exponer a las familias así. Vemos que ya no hay la capacidad”, expresó Montenegro.
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Este Diario solicitó información sobre la operatividad de la morgue y su situación actual luego del evento de la semana pasada, pero hasta la publicación de esta nota informativa no hubo respuesta.
Billy Navarrete, director ejecutivo del Comité Permanente por la Defensa de los Derechos Humanos en Ecuador, explicó que el trato que se les dio a las familias para retirar estos cuerpo fue una tortura.
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“Según el testimonio de ellos, han sido obligados a pasar entre cuerpos en descomposición para la identificación de sus parientes. Y esa exposición no es parte de ningún protocolo en ninguna parte en relación con las garantías de derechos humanos. Es un trato de tortura”, remarcó.
Añadió que hay un agravante a ese proceso de búsqueda que son las secuelas psicológicas en quienes estuvieron en ese proceso, es altamente dañino este escenario para la salud mental, sostuvo. (I)