En el km 1 de la vía Tarifa- samborondón, en una curva hay dos cruces con las iniciales de personas que fallecieron en un accidente de tránsito.

Al lugar se lo conoce como “la curva de la muerte”, y cuenta la leyenda que es una mujer vestida de negro la que cruza por el sitio, causando distracción a los conductores, y es esto lo que genera los accidentes de tránsito.

Moradores cuentan que la mujer es un “fantasma”. Según Javier Bajaña, que vive en el sector, quienes transitan por allí y conocen la leyenda siempre reducen la velocidad y van “bien despiertos”, para evitar accidentarse y morir.

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Esta es una de varias leyendas que son parte de la tradición oral de Samborondón.

Ángela Arboleda Jiménez, narradora oral, explica que algunas de las leyendas han sobrevivido mejor que otras por el trabajo de los adultos mayores, quienes han ido transmitiendo sus saberes a las nuevas generaciones.

No existe un pueblo en el mundo que no tenga leyendas, porque los seres humanos somos sociales y necesitamos comunicarnos, registrar nuestra historia y tenemos cierto sentido de la pertenencia, de tener raíces, de entender de dónde venimos, comenta Ángela, quien realizó una investigación sobre tradiciones orales que recopiló en el libro Había una vez en Samborondón, que recoge anécdotas, cuentos y leyendas de la ciudad. La investigación incluyó un acercamiento con los habitantes de Samborondón.

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Según la narradora, en las áreas rurales los habitantes les dan mucho valor a las leyendas porque en su mayoría tratan sobre la muerte, y la ven como natural, debido a que tienen conexión cercana con la naturaleza y observan de forma frecuente el ciclo de plantas, que es nacer, crecer, reproducir, morir o volver a nacer. Dice que, en cambio, para el “mundo urbano y occidental” la muerte es un tabú, de lo que no les gusta hablar.

“Algunos consideran a la muerte como un personaje justo, porque a todos les llega. Esa mirada no va cargada de prejuicio, es más sabia. Es fantástico hacer el análisis, cuánta sabiduría esconde cada historia, cómo nos permite enfrentarnos de una manera más saludable a la vida”, dice Ángela.

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En el caso de las leyendas de miedo, estas pueden usarse como una herramienta pedagógica para enseñar a los niños cómo enfrentarse a la vida. “El miedo te permite superarte y ser valiente y darte cuenta de que aquello lo puedes vencer, o el miedo te hace frenar, pensar y actuar con prudencia y te dice por ahí no voy y te salva la vida. Te enseña la cobardía, la prudencia, la mesura”, señala Ángela.

Comenta además que en las historias populares se habla mucho de la “culpa” y siempre se castiga el mal. Esto hace que algunos tomen las leyendas como una herramienta para enseñar a ser más prudentes y vivir respetando al prójimo.

Otra de las leyendas de este tipo es la de la olla encantada. Pablo Morales, de 11 años, cuenta con voz baja, entrecortada y manos temblorosas, que en varias de las fincas del recinto Isla Silva se “perciben fantasmas que andan haciendo ruido, en las noches chiflean (silban) y se escucha como si estuvieran usando lanzas”. Allí hay una olla “encantada”, que es de acero, de 1 metro de alto y unos 90 cm de ancho. Está en la orilla del río, cerca de casas. Se cree que “fue saliendo del afluente” por la sedimentación y perteneció a “los incas”.

La leyenda de la olla “encantada” ha trascendido varias generaciones en Samborondón.

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El jinete

Rosa Chonana, moradora del sector El Carmen de ciudad Samborondón, dice que además las leyendas le enseñaban en su infancia también a ser respetuosa y obediente con los padres. Recuerda que en su niñez sus progenitores le decían que no saliera en la noche pasadas las 23:00, porque podría asustarse con algún “fantasma”, y ella siempre les “hacía caso”.

Piensa, sonríe y rememora la leyenda del jinete, otro relato tradicional. “El año pasado decían que habían visto al hombre que anda en caballo, los niños se escondieron temprano por el miedo. Cuando yo era niña no quería ni asomarme a la ventana”, dice Rosa.

Esta leyenda obedece a una de las tradiciones de los campesinos de movilizarse en caballos, los moradores dicen que es un “fantasma que recorre las calles a la medianoche”.

Los moradores desconocen de dónde nace esta leyenda.

La vela mala

En la memoria de Javier Bajaña está también la leyenda de la vela mala. “Se trata de una mujer que tuvo un hijo de un hombre que no era su esposo, y como sabía que él iba a volver pronto a casa mató al bebé y lo tiró al río Babahoyo”, uno de los afluentes que bordea Samborondón.

Según Javier, la mujer siempre anda buscando a su hijo y por eso los pescadores del sector “observan un mate con una vela que navega por el río”. Él conoció de la leyenda por sus padres.

Washington Vizueta, residente de la ciudadela Miguel Yúnez, no es pescador, pero dice que cuando ha viajado por trabajo o para dar catequesis ha visto el mate con la vela. “Para mí es real, son leyendas vivas, y lo que me enseña es que uno debe vivir tratando de hacer el bien y pedir perdón a Dios por lo malo que hacemos, para después de que se muere poder descansar tranquilo. No hay que hacer daño a nadie”, argumenta el hombre que ha vivido más de 50 años en Samborondón.

Princesa Huri

Otra de las leyendas es la de Huri, la princesa joven. Es la historia de una hermosa muchacha a quien querían obligar a que se casara con un cacique al que ella no amaba. El libro Había una vez en Samborondón... narra que como se negó a cumplir con lo que le pedía, “un poderoso brujo la castigó encerrando su cuerpo y espíritu en un cerro sin fondo”, se trata del cerro Santa Ana.

Quienes se han atrevido a buscarla en un lago que está en las faldas de la elevación, “no han sobrevivido para contarlo”, se narra en el texto.

Moradores afirman que la mujer aparece rodeada de flores y metales preciosos, bañándose y con un perfume que atrae. Ángela añade que sin “pensamiento mágico no se crece”, y que el trabajo de enseñar las ventajas de las historias está en manos de los adultos mayores, a quienes se debe considerar por sus saberes, de los docentes y de los medios de comunicación.

Julio César Méndez, morador y director de la Unidad educativa particular Olida Dueñas Moreira, comenta que en su plantel siempre se hacen eventos en los que los estudiantes participan contando leyendas.

Mery Cruz, directora de Desarrollo Humano, Social y Cultural del Municipio, comenta que el libro mencionado se ha entregado a los estudiantes en las escuelas por el Día del Niño. También organizan encuentros de gestores culturales para hablar y buscar estrategias que permitan seguir dando a conocer las tradiciones orales.

Ángela comenta que las leyendas son parte de la tradición oral, que es la base de un proceso de reconocimiento de una autoestima como comunidad. “El tema de la identidad es importante siempre y cuando no nos impida crecer y avanzar”, afirma.

Libro

La idea de hacer el libro Había una vez en Samborondón... nació en el 2012, como una iniciativa de la Fundación Sánchez Aguilar, que apoyada en el trabajo de recopilación e investigación de Ángela Arboleda y Corporación Imaginario, logró plasmar de manera escrita aquellas aspectos significativos que forman la identidad cultural del cantón.

Ramón Barranco, director artístico del Teatro Sánchez Aguilar, cuenta que todo surgió luego de un trabajo en colaboración con Ángela y el teatro, en el que se presentaron algunos de los cuentos del festival Un Cerrito de Cuentos, creado por ella. “Teníamos conocimiento que Ángela ya había realizado anteriores trabajos de investigación en otras provincias, con el objetivo de recuperar las tradiciones de dichos lugares, entonces la fundación consideró interesante proponerle hacer lo mismo, pero con Samborondón”.

Es así como en el 2011 comienza el trabajo de investigación y ya en el 2012 se presentan varios de estos cuentos en el teatro. “Quisimos hacer un poco más ambicioso el proyecto y pensamos en presentar cortos de varias de estas historias y estos también fueron presentados en el teatro”, expresa Ramón.

Añade que para la producción de estos cortos se contó con el aporte económico del Municipio, que cubrió con los gastos de equipos, movilización y demás.

“Dicen que no se ama lo que no se conoce y es por eso que a través de este texto se busca dar a conocer la esencia de Samborondón”, expresa Ramón.

El libro contiene tres capítulos, 92 páginas y está dirigido a niños y adolescentes.

Maneja un vocabulario sencillo. A más de los cuentos, historias y leyendas, tiene actividades interactivas como el juego de pregunta-respuesta, para evaluar la comprensión en la lectura, partituras de las leyendas que son cantadas, sopa de letras, entre otras. (F)

“Las leyendas permiten que los estudiantes puedan tener un mejor aprendizaje, porque aprenden a amar sus raíces y su identidad, eso les ayuda a crecer mucho”.Julio Méndez, rector de Olida Dueñas M.

“El miedo (en las leyendas) te permite superarte y ser valiente y darte cuenta de que aquello lo puedes vencer, o el miedo te hace frenar, pensar y actuar con prudencia”.Ángela Arboleda, narradora oral